Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión; grúas rugiendo sin respiro para construir en mitad de la nada pisos con piscina y amplias dificultades de pago que nadie iba a habitar. He visto cajas de ahorro repartiendo créditos al tuntún mientras los consejos de administración cobraban sus dietas sin saber que las cuentas hacían aguas. En el viaje interestelar divisé gobiernos que creaban fundaciones opacas, derrochaban recursos y hacían regalos propios con el dinero de los demás. Vi hospitales enfermos. Poblaciones sin población pero con AVE. Comunidades minúsculas con aeropuertos gigantes.
He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser; presidentes que negaron la crisis cuando la tenían delante de las cejas. He atisbado candidatos prometiendo que nunca subirían el IVA y desinflarían el paro. A través de la cápsula espacial que atravesaba constelaciones inaccesibles, observé gestores cobrando indemnizaciones millonarias tras estafar a sus clientes. He asistido a justificaciones imposibles. Líderes culpando a otros de errores personales. Acusándome de derrochar lo que ellos dilapidaron, pidiendo que sonría para la foto después de romperme los dientes.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Y alguien creerá, cuando las gotas cesen, que aquello nunca existió. Que fue solo una película de replicantes sin alma ni memoria.