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Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

“Falta gente de talla política que sepa dejar al lado las mezquindades”

Funcionario de instituciones penitenciarias, Víctor Herrero (San Román de Cameros, 1957) dejó hace ahora casi dos años el cargo de jefe de servicio de gestión penal y medidas alternativas del Ministerio del Interior para volcarse en una de sus pasiones: el trabajo con los jóvenes más desfavorecidos de América Latina. La tarea como consejero técnico en justicia juvenil de la fundación Tierra de Hombres le mantiene en la actualidad en un viaje constante por multitud de países de un lejano continente desde donde también tiene tiempo para observar de refilón la realidad política de La Rioja, en la cual participó como director general de Asuntos Sociales de 1989 a 1995 en el Gobierno liderado entonces por el socialista José Ignacio Pérez.

– ¿Cómo surgió Tierra de Hombres y en qué consiste su labor?
-La fundación nació en 1960 en Lausanne (Suiza) para atender a la infancia más vulnerable sin cortapisas de orden político, racial o confesional. Fue fundada por Edmond Kaiser, que dedicó su vida a los colectivos más oprimidos, y toma el nombre del libro con el mismo título que escribió Saint de Exuperi, amigo personal de Kaiser. En el momento actual Terre des hommes es una de las más grandes organizaciones que trabajan a nivel internacional en favor de la infancia y es un organismo consultivo del consejo económico y social de Naciones Unidas, Unicef y el Consejo de Europa.
– ¿Cuáles son los principales proyectos en los que usted participa actualmente?
-En estos momentos estoy involucrado en los diferentes programas que Terre des hommes apoya en varios países de América Latina en materia de justicia juvenil y prevención de la violencia. Mi trabajo consiste en acompañar estos proyectos y hacer seguimiento y apoyo a los mismos. Aunque he trabajado en la práctica totalidad de los países del continente, hoy en día realizo mi labor fundamentalmente en Nicaragua, Ecuador, Brasil, Perú y Colombia. También estoy implicado en la planificación y supervisión de los proyectos a nivel regional de América Latina, así como en la organización del segundo congreso mundial sobre justicia juvenil previsto en Ginebra en enero del 2015.
-¿Cuál es, según su experiencia, la realidad de los jóvenes más desfavorecidos en aquellos países?
-La juventud y la adolescencia en América Latina viven una situación muy complicada . A pesar de que este continente crece en sus grandes parámetros económicos, la marginalidad, la exclusión y la falta de oportunidades para millones de personas siguen creando un caldo de cultivo muy fuerte para la violencia y la utilización de los jóvenes en la criminalidad organizada. Los casi 140 millones de chicos entre 12 y 24 años hacen que jamás en la historia el continente latinoamericano haya habido un potencial humano tan impresionante para su desarrollo pero, al mismo tiempo, esa falta de oportunidades que le apunto puede convertirse en un problema social de gran magnitud.

victor herrero

– ¿Cuál es el perfil de los beneficiarios de sus proyectos?
– Los más marginados entre los marginados. Jóvenes en abandono total desde su niñez excluidos de cualquier circuito educativo, social, sanitario. Adolescentes que son presa fácil de las pandillas, las maras, el crimen organizado, los cárteles de la droga o las mafias y que, en la mayoría de las ocasiones, están inmersos en coyunturas de violencia inimaginable bien como víctimas, agresores o en ambos perfiles a la vez.
-¿Hay diferencias en función de cada país?
-Guatemala, Honduras o El Salvador, que durante décadas optaron por la tolerancia cero, se encuentran con los niveles de violencia y de crimen más altos del mundo. Nicaragua, sin embargo, ha venido haciendo desde hace años una gran labor en la prevención logrando que no existan allí las maras y los fenómenos de violencia del triángulo norte. En Colombia, el trabajo con los jóvenes infractores se transversaliza con las realidades de desplazados por el conflicto armado y el enorme poder de los cárteles de la droga. En Ecuador y Perú se está viviendo un momento muy interesante, con un gran debate social y político sobre el tratamiento de la delincuencia juvenil y las instituciones están haciendo apuestas importantes en esta línea. También en Brasil están fluyendo las alternativas. En general, el evidente fracaso de las políticas de mano dura está llevando a estos países hacia corrientes de pensamiento diferentes que, en esta cuestión concreta, se traduce en lo que definimos como un enfoque restaurativo de la justicia.
-¿Cómo surgió la posibilidad de formar parte tan activa de la ONG?
-Mi relación con Terre des hommes viene desde 1996, cuando comencé a colaborar con misiones cortas en varios países de África y Europa del Este. Como cada vez estaba más involucrado en materia de justicia juvenil, tuve algunas propuestas de realizar este trabajo con mayor dedicación y, finalmente, acepté la propuesta de la organización de incorporarme en mi actual puesto.
-¿De qué manera ha variado su vida personal con esta nueva responsabilidad?
-En lo cotidiano el cambio ha sido radical. Ahora mi vida está metida en una maleta entre aviones. Hay veces en que, en el mismo día, estoy en una ciudad y un país diferentes. En ese trasiego surgen muchos momentos de soledad y ganas por volver con mi familia, pero soy afortunado porque conozco realidades tan diferentes como complejas y cada día crezco como persona al compartir con muchos niños y adolescentes sus historias, que son auténticos libros llenos de lecciones de vida. También tengo la ocasión de conocer a gente de gran relevancia individual, profesional e intelectual de Latinoamérica que pudiera ser modelo para nosotros.
-¿Cómo observa la situación de la política regional y nacional desde la perspectiva que dan el tiempo y la distancia?
-Con mucha tristeza y preocupación pero, al mismo tiempo, con esperanza. Echo mucho de menos en la política a personas de talla y grandeza suficiente que sepan dejar a un lado las mezquindades y actitudes miserables y ponerse codo a codo a sacar adelante a nuestro país. Estoy seguro de que esas personas existen tanto en todos los partidos como en muchísimas organizaciones, y pienso que deben ser ellos quienes tomen cuanto antes las riendas de las instituciones y la política. En ellos y en la propia sociedad española, que observo que está cambiando y volviendo a sus mejores valores, es donde deposito mi principal dosis de esperanza.
– ¿Está el PSOE en disposición de ser una alternativa real en La Rioja y España?
– Creo que la alternancia es buena pero, en cualquier caso, me hubiera gustado ver a PP y PSOE unidos en situaciones tan difíciles como las que estamos viviendo. Soñar es gratis, ¿no?
-¿Alguna tentación de regresar a la primera línea de la política?
-No, gracias. Yo ya tuve mi tiempo. Solo guardo agradecimiento y buenos recuerdos de esa etapa.

 

Fotografía: Juan Marín


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