El periódico que tiene ahora entre sus manos no se escribió ayer. Ni durante la semana que muere. Cada una de las letras que componen esta gavilla de papeles tintados empezaron a cocinarse hace 125 años. Porque aunque siga creyendo inocentemente que el diario es sólo una insípido plato combinado de actualidad sazonado de anuncios y alguna fotogrogía, en realidad se trata de un alimento básico que han ido elaborando cada uno de los que han trabajado en esta redacción durante el último siglo y cuarto. Igual que usted desayuna por la mañana o toma una pieza de fruta a mediodía, su dieta incluye revisar lo que Diario LA RIOJA para mantener las constantes vitales. Un bocado con proteínas y colesterol. Con sus erratas y exclusivas. Trufaodo de anécdotas pero también de rutinas. A veces presentado con la solemnidad de notario de la historia local o en ocasiones sirviendo de digestivo para que otros vomiten sus ansiedades analógicas sobre algún titular. Como atestiguan los que alguna vez han estampado su firma en ejemplares que ayer olían a plomo y hoy tienen un retrogusto digital, la redacción nada tiene de épico. Se trata de un espacio antes modesto y ahora más diáfano con gente escribiendo sobre gente que algún día, de aquí a otros 125 años, tiene garantizado un hueco en sus páginas. Unos como ilustres próceres; otros en calidad de villanos. Y la gran mayoría, más tarde que pronto, encabezando una esquela en el periódico que todos mastican.
Ilustración: Sinsal
elblogdesinsal.blogspot.com