El discurso tan en boga de reconocer la voz al pueblo y tal olvida a veces los (escasos) mecanismos ya existentes para que inquietudes ciudadanas puedan tomar forma al más alto nivel y la demanda de empoderamiento se vea, al menos parcialmente, satisfecha. El Parlamento de La Rioja contempla desde 1985 un procedimiento denominado Iniciativa Legislativa Popular. Como su propio nombre indica, abre la vía a que un colectivo traslade a la Cámara la posibilidad de impulsar una normativa concreta. Basta con justificar jurídicamente la oportunidad de la ley y su constitucionalidad, vigilar que se ciña a competencias autonómicas y, eso sí, recabar al menos 6.000 firmas que visualicen que no es el capricho de unos pocos sino el afán de un amplio sector social. Una vez admitida a trámite, la ILP debe ser tomada en consideración por la mayoría del hemiciclo y, si pasa ese filtro, empezar a tramitarse. Sin embargo, desde que existe la opción sólo ha llegado al final del camino un texto de apoyo a la mujer embarazada que recabó todos los parabienes. Y fue en junio del 2012. Por contra, sólo en el último año se han puesto dos en marcha: una de protección animal y otra para la promoción de la tauromaquia. Su debate está envuelto en una polémica mayúscula, con informes jurídicos contrapuestos incluidos, y una fuerte polarización que amenaza con mermar las virtudes de una fórmula idónea para avanzar en la democracia efectiva. Porque esto no se trata sólo de una lucha entre taurinos y animalistas, ¿verdad?
Fotografía: Justo Rodríguez