Si un día de estos se pierde, búsquese a sí mismo en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Logroño. Producida por la Casa de la Imagen, la muestra recoge un imprescindible catálogo de fotografías y negativos procedentes de los archivos Jalón-Ángel y Payá que abarcan desde 1935 hasta el 2000. Explore detenidamente cada una de las estampas que cuelgan de las paredes, porque usted está presente sin saberlo en cualquiera de ellas. O en todas. Quizás en algún rincón de las imágenes que reflejan aquella ciudad a medio hacer con una pátina todavía de pueblo. Como parte del público anónimo que recorre ajeno a la cámara que les apunta aceras sin construir, rotondas sin proyectar, edificios que ahora son inherentes al paisaje urbano pero que en aquellas décadas ni siquiera estaban imaginados. También es posible que se haya desorientado por entre cuadros vacíos de humanidad. En el interior de un camión de reparto de galletas Marbú (¿o es de yogures Chamburcy?) que posa impertérrito en un día diáfano. O sobre el escay de los butacones de salas de fiesta inertes. Si aún así todavía anda perdido, pregúntese por sí mismo en el frontal de los retratos. Un Logroño entero reposa ahí, mirándole. En fotos de familia delante de un tapiz de caza; en felices parejas inmortalizando su boda con poses ingrávidas; en recordatorios de comunión donde los niños ven a dios en la luz que les dispara el fotógrafo. Reencontrándose de cada una de esas fotos que remiten al presente desde un pasado colectivo, recuperará la memoria extraviada.
Fotografía: Archivos Jalón-Ángel y Payá