>

Blogs

Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

Fuera de juego

El fin de semana pasado aconteció una noticia deleznable. Aunque para ser precisos, no se trataba de una noticia en sentido estricto dado que no suponía novedad. Había pasado antes en repetidas ocasiones con otros matices y volverá a ocurrir de manera inmutable en un futuro más próximo que lejano. En uno de tantos partidos de tercera división que se celebran en la comunidad, un grupo de aficionados insultó gravemente a la árbitra asistente. El dato de los equipos que protagonizaban el encuentro no resulta demasiado relevante, porque podría haber sucedido con otros cualquiera en un campo al azar. El caso es que detrás de esas frágiles vallas que separan el césped del público y con la acústica perfecta, unos energúmenos se encararon con la chica denostándola con esa agresividad verbal que sólo el fútbol y el anonimato son capaces de insuflar. «Hija de puta», «eres malísima», «te vamos a matar» o «las mujeres no servís para nada» fueron algunos de los exabruptos que recoge el acta oficial y que únicamente la afectada sería capaz de expresar el daño íntimo que pueden llegar a provocar. Las reacciones de repulsa se han sucedido de inmediato, aplacando en parte esa vergüenza colectiva que siguen generando actitudes tan bárbaras para quien no concibe que un simple juego llegue a tales extremos. La condena, amplificada por la condición de mujer de la asistente y el eco mediático del suceso, servirá sin embargo de casi nada si este fin de semana vuelve a escucharse un solo insulto en cualquier estadio. Si en vez de impedir que los descerebrados campen a sus anchas se les señala para evitar así la rutina de recriminar lo que nunca debería suceder. De volver a repudiar mañana lo repudiado ayer.


octubre 2019
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031