El pleno del Parlamento regional ha aprobado recientemente, con el apoyo de los tres grupos, el proyecto de Ley que transforma la Asociación de la Prensa de La Rioja en colegio profesional. Su presidente, Javier Alonso (Bilbao, 1967), disecciona el alcance de esta reclamación histórica que se materializará durante los próximos meses en un escenario comprometido para los medios comunicación de la comunidad donde abundan titulares como paro, precarización o dependencia de las instituciones. «A veces es más complicado para un periodista salir a la calle en Logroño que en Siria», advierte Alonso.

-¿Qué supone a efectos prácticos el paso de asociación a colegio profesional?
-Los fines son muy similares, pero ahora se contará con un instrumento más útil de defensa de la profesión. Fundamentalmente, porque al ser una corporación de derecho público las administraciones tienen la obligación legal de consultar al colegio en el caso de cualquier normativa relacionada con medios de comunicación y, además, podremos estar presentes en otros órganos consultivos como la mesa de colegio profesionales. También conlleva una cuestión de prurito profesional, de autoestima del Periodismo respecto a profesiones que ya tenían hace tiempo un colegio propio y, a otro nivel, la posibilidad de desgravar las cuotas asociativas.
-¿Ayudará el nuevo estatus a mejorar la situación de un colectivo herido por una doble crisis económica y de modelo?
-No concretamente. Los objetivos de la asociación en este sentido son los mismos que tendrá el colegio: velar por la defensa de la profesión más allá de la prestación de servicios o la formación. El cambio tiene más que ver con una cuestión jurídica y de rango administrativo.
-La situación de los profesionales del sector es en muchos casos crítica con condiciones laborales muy por debajo de su nivel de estudios, cierre de medios, precarización, paro. ¿Hace lo suficiente la asociación para contrarrestarlo?
-El paro entre los 324 asociados que existen en La Rioja llega al 29%, que es un índice altísimo teniendo en cuenta que el desempleo general a nivel autonómico es del 17,6% acentuado por dos variables que en nuestro caso no se dan, o sólo puntualmente: la inmigración y la falta de estudios superiores. Es difícil ser objetivo respecto a la labor de la asociación al respecto. Hasta la fecha, hemos tenido una actitud de denuncia en todo lo que relativo a la defensa de la profesión , si bien no hemos dado el paso de estar presentes en los comités de empresa existentes al considerar que ese papel deben desempeñarlo los sindicatos. Se puede discutir si la reivindicación es suficiente o no, si sirve para algo o no pero, desde luego, nos hemos metido en todos los barros.
-Hay quien juzga que su papel es por lo general tibio, que no se corresponde al peso específico que debería tener en la sociedad.
-Es verdad que tenemos un estilo discreto, que somos muy poco del comunicado incendiario y urgente. Pero eso no significa no hacer. De hecho, cada vez que ha surgido algún conflicto en cualquier medio de comunicación hemos hablado al minuto uno con los compañeros para ofrecer nuestra ayuda. Todo es subjetivo, y lo que algunos juzgan tibio a otros les parece que intervienes donde no te llaman. Unas veces, cuando nos hemos metido con algún medio concreto porque creíamos que se incumplían determinadas prácticas deontológicas hemos salido bastante escaldados, y otras, en casos de denuncias públicas contundentes no ha habido excesivo eco en la prensa. Es difícil encontrar el equilibrio. Y más aquí, porque como decía Gervasio Sánchez, que ahora está en Afganistán, el auténtico periodismo de riesgo es el local y a veces es más complicado para un periodista salir a la calle en Logroño que en Siria.
-Durante el debate parlamentario que dio luz verde por unanimidad al Colegio Profesional, el PR+ denunció la subordinación económica de la mayoría de medios locales del Gobierno regional. Habló incluso de «chantajes» más o menos encubiertos a periodistas y direcciones desde el Palacete.
-Comparto la mayoría de ese análisis. Aunque también hay que reconocer que esa situación no es exclusiva de La Rioja ni del color del partido que esté en el Gobierno. Ni siquiera cuando el PR ha estado en tareas de gobierno.
-¿Alguna receta para evitarlo y salvaguardar la independencia?
– Transparencia total. Debería haber mucha más claridad en qué convenian las administraciones con los medios y más ética para algo básico que enseñan el primer día de la carrera, como es diferenciar publicidad e información. Los medios están excesivamente cautivos de sus compromisos con la Administración. Hay algunos, incluso, cuya supervivencia tiene que ver con los Presupuestos Generales de La Rioja. A algunos les chirría plantear la concesión de ayudas, pero igual que se dan subvenciones a sectores estratégicos como el automóvil por su peso industrial también es factible para la Prensa por su transcendencia social. Eso sí, de forma absolutamente transparente y con ayudas finales (compra de papel, medios tecnológicos…) que nunca estén condicionadas a un contenido editorial.
-¿No debería hacer algo más la asociación ante ese estado de cosas que atenta contra la propia esencia de la profesión?
-Posiblemente. La crisis ha acuciado la falta de independencia y las presiones que reciben los medios desde los agentes políticos, económicos, administrativos, anunciantes? La situación de debilidad de los medios, en vez de haber generado un apoyo de quienes deberían ser unos aliados naturales, ha hecho que se aprovechen más de su maltrecha situación. Desde la asociación hemos hecho comunicados, pero entiendo que los medios de comunicación también deberían actuar en esa dirección, asumiendo que es difícil plantear estas cuestiones cuando todos somos parte del problema.
-Es difícil que tomen ese camino profesionales con sueldos precarios y el temor a ser despedidos o a que sus empresas quiebren.
-La inseguridad laboral o la falta de respaldo del medio hace que tu trabajo sea de peor calidad. Hay, efectivamente, una autocensura de supervivencia. Pero eso es algo que tiene que valorar cada cual y analizar una ética básica en el ejercicio profesional que apenas se diferencia de la ética personal.
-Tampoco ayuda a la independencia profesional el afán de dirigismo del que a veces pecan algunos gabinetes de prensa oficiales.
-Hablamos otra vez de ética. Desde la asociación siempre hemos defendido la incorporación de compañeros en los gabinetes porque creemos en su papel como facilitador de la información, pero siempre que recuerden que ante todo son periodista y no chicos de los recados o comisarios políticos sometidos a un contrato de cuatro años que, por otra parte, ahora es un bien escaso.

Fotografía: Miguel Herreros