Fuera hace frío y el yayo Tasio vota por unanimidad no salir de casa. Enciende la televisión y se topa con un debate político. Hay representantes de una gavilla de partidos excepto de Podemos. Sin embargo, todas las conversaciones gravitan (y gritan) en torno a Podemos. Cambia de canal. El zaping le conduce a una tertulia de actualidad más. Aunque tampoco hay rastro de Podemos, los participantes no paran de hablar (y porfiar) contra una tertulia anterior donde apareció uno de Podemos. Al tercer intento aterriza en otra cadena donde no sabe por qué don de ubicuidad catódica reconoce a alguno de los contertulios que acaba de ver en otra pantalla. Misteriosamente no están tratando el tema de Podemos y el conductor anuncia que ahora van anuncios. Tras la publicidad, nuevos datos sobre la catadura moral de Podemos, adelanta. El yayo gana una moción de censura contra sí mismo y sale a tomarse un café. En el bar ojea el periódico. En la portada dice que los sondeos dicen que Podemos puede ganar en algunas comunidades. En letra más pequeñuja aclara que Podemos aún no tiene candidato en esas comunidades. Junto al yayo, un par de señoronas juran por su abrigo de pieles que nunca ningún harapiento les despojará de lo suyo, aunque llegue a presidente. Aturrullado, Tasio vuelve a casa. Para entrar en calor se hace una sopa de ajo. Al tercer sorbo se encuentra un pelo en la cuchara. Es demasiado largo para ser suyo. Se ha debido caer de la coleta de Pablo Iglesias.