A Santiago Sufrategui le faltan nada más que 30 avales. O nada menos que 30 avales. Desde que el abogado logroñés expresara su voluntad de optar a la candidatura del PSOE e intentar forzar las primarias dentro del partido, su cabeza se ha convertido en una calculadora que mide cada uno de los apoyos necesarios para secundar su propósito. Sobre un censo oficial de 1.434 afiliados, Sufrategui se ha marcado la meta de cosechar los 215 que representan el 15% necesario. Y ya sólo faltan 30. O nada menos que 30.

La cuestión es que su adversario ha venido haciendo las mismas cuentas, pero a la inversa. Francisco Martínez Aldama se ha marcado como objetivo lograr la mayor cantidad posible, que se traduce en al menos 1.220. Es decir: uno más de los imprescindibles para que su rival no tenga opción de llegar a las primarias. Para ello ha elevado las revoluciones de la maquinaria interna y, siguiendo el ejemplo de Pedro Sanz para con él, no ha concedido a su contrincante ni una foto conjunta que pudiera ponerles a un mismo nivel.

En cualquier caso, Sufrategui sabe que presentarse exclusivamente con 215 avales sería transitar sobre un peligroso filo una vez que la Comisión de Garantías entre a validar esas papeletas con la posibilidad de que algunas de ellas quede anulada por una u otra razón. Por otro lado, cosechar más de 200 apoyos escenificaría que el respaldo del que disfruta el aspirante no es de un puñado aislado de militantes sino el de una masa suficiente como para poner en guardia al aparato del partido. Sin embargo, el mensaje de Sufrategui en este sentido ha sido nítido: si no supera esta fase, su aventura electoral y sus aspiraciones de liderazgo habrán muerto.

De aquí al 22 de septiembre queda una carrera frenética por todas las agrupaciones para lograr esos 30 avales de oro. De todas las puertas a las que Sufrategui podría llamar, hay una segura que está cerrada: la de Tomás Santos, que ya ha expresado públicamente en Diario LA RIOJA su apoyo indiscutido al actual secretario general.