Mi mejor post sobre quinielas electorales es el que nunca he llegado a escribir respecto al 20-N. La decisión de colocar a Conrado Escobar en la cabeza de lista del PP al Congreso hubiera convertido cualquier especulación previa en cenizas, por mucho que ahora muchas voces sostengan que la designación del exconsejero de Administraciones Públicas estaba cantada. Y es que, más allá de las elucubraciones en clave interna que manejan la opción de que haya pesado el interés de Pedro Sanz por sacar del Parlamento a uno de sus virtuales sucesores, hay quien sostiene que la elección de Conrado mira exclusivamente hacia fuera. Hacia la ciudadanía y la cosecha de votos que pueda arrastrar alguien con innegable tirón popular, y hacia Martínez Zaporta, aunque el PP mantenga que no está en su agenda quiénes componen la candidatura socialista.

Efectivamente, César Luena no es presumiblemente un riesgo para las opciones que maneja el PP. “Cómplice” como dice el argumentario popular del Gobierno de Zapatero/Rubalcaba y valedor con su voto a favor en el Congreso de cuestiones tan controvertidas en La Rioja como el blindaje del Concierto Económico vasco o Viñedos de España, quien realmente puede alterar las expectativas populares en la comunidad autónoma en estas elecciones es la designación de María Victoria de Pablo como número 2. Sanz conoce que su perfil bien puede arañar un buen puñado de votos. Por ser mujer, por tener una trayectoria larga y de prestigio, por mantener un discurso sólido pero, sobre todo, por haber tenido una notable repercusión mediática como exdecana ya del Colegio de Abogados y ser “alguien” en Logroño.

El antídoto para que la presencia de De Pablo no amenace el tercer diputado al que aspira el PP sin confesarlo –quién ostentará el número 3 será determinante para intuir las intenciones populares de volver a lograr lo que consiguió en el 2000 con una desconocida entonces Paloma Corres- ha sido Conrado Escobar. A la sazón, alguien también relativamente joven, abogado de profesión al igual que su rival socialista, responsable de la trasferencias de Justicia en su legislatura como consejero  y, como ella, imbricado estrechamente con Logroño como concejal en diversas etapas, aunque especialmente, como cabeza visible de las “familias” populares que tienen en la capital riojana un nicho clave de su mercado electoral. Aprovechar el empujón conseguido por el PP (no personalmente por Concepción Gamarra) en Logroño ha sido, seguramente, otro de los factores que han llevado a que el senador autonómico que apenas ha podido participar en cuatro plenos en Madrid desde su designación el pasado julio vaya ahora a cambiar de Cámara. Todo, con el fina de intentar conseguir la fotografía que quieren Pedro Sanz y Mariano Rajoy en La Rioja el 21 de noviembre.

Fotografía: Jonathan Herreros

(Conrado Escobar, en el 2009 durante su etapa como consejero de Administraciones Públicas, en la firma de un convenio con el Colegio de Abogados y su entonces decana, Victoria de Pablo)