La Rioja busca Defensor (o Defensora) del Pueblo. Eso sí, sin prisas. Concluido el plazo oficial para proponer un sustituto a María Bueyo Díez Jalón, no hay un solo nombre sobre la mesa. Ni siquiera un rumor. Nada. La desidia en buscar un inquilino para la oficina de la institución que con tanto énfasis se alumbró hace seis años no habla muy bien del entusiasmo de los grupos parlamentarios por la figura. Aunque digan lo contrario, ahora se derritan en elogios al trabajo de Díez Jalón, posiblemente se prorrogue el proceso y se cite la recurrente excusa del consenso obligado.
Más tarde que pronto habrá defensor (o defensora). Pero, desde luego, poco tendrá que ver con la figura conocida hasta ahora. Como en los chistes de aquellas cintas de gasolinera, el análisis incluye una noticia buena y otra mala. La buena es que el PP, que es por el juego de mayorías sobre quien recae la decisión de dar continuidad a la Defensoría, no tiene (de momento) intención de prescindir de ella. La mala es que la institución está en el punto de mira económico y social de muchos críticos que la consideran prescindible en tiempos de recorte y austeridad. Un cuestionamiento al que se suma el ataque feroz al estado autonómico, donde las Defensorías juegan un notable papel en la exhibición del músculo de autogobierno y que ya se ha tomado alguna víctima en regiones como Castilla-La Mancha.
Díez Jalón intuyó esa marejada. Con la discreción que marcó su mandato, la abogada del Estado tomó la puerta de salida en vista de la que se avecinaba y que lo que nació con toda el afán se marchitaba por razones externas. Por un lado se alababa su gestión, aunque por el otro se le animaba a reducir los gastos dejando correr el tiempo de su interinidad. Mientras tanto, las ofertas para su brillante currículo no escaseaban.
Quien le sustituya no tendrá una papeleta sencilla. El rechazo de su predecesora a continuar en una institución en precario hace que quien llegue deba tragar con un segundo plato de sabor amargo. Eso, si no le recortan la ración.
Fotografía: Justo Rodríguez