Por fin hemos visto unos Goya que no dieran ganas de cambiar de canal (a veces). A pesar de que las nominaciones causaron alguna que otra decepción salvo excepciones, la elección de los presentadores, Silvia Abril y Andreu Buenafuente fue un acierto. Buena combinación. Con un humor mayormente impostado, repartieron zascas a diestro y siniestro durante 20 minutos al principio, excesivo. Después casi todo fue en su justa medida. Los sobres se resistían a abrirse y algunos nombraban al ganador como si estuvieran comprando el pan. Era la fiesta del cine y de la televisión, ¿por qué todo tan monótono? El momento tuna y batucada, sin comentarios… No ha sido la mejor gala pero tampoco la peor aunque sin entrar en la calidad de las películas, que también, todavía queda mucho por hacer.
Menos mal que allí se encontraban unos verdaderos ‘Campeones’ para salvar la noche. Mejor película del año. Jesús Vidal dio una auténtica lección de constancia y humildad al recoger su Cabezón como actor revelación. El FIBES de Sevilla y los cerca de 4 millones de espectadores que lo estábamos viendo, a sus pies. Algo está cambiando, bien. Coque Malla, autor de la banda sonora, se llevó el premio a la mejor canción original por ‘Este es el momento’. Por otra parte, Eva Llorach, mejor actriz revelación por ‘Quién te cantará’ quiso dedicarlo a todas las compañeras de profesión, sobre todo para las que se van quedando por el camino debido al hándicap de la edad. ‘El reino’ perdió el trono pero consiguió 7 de los 13 galardones a los que optaba.
El Goya de Honor este año ha ido a parar a manos del gran Chicho Ibáñez Serrador. Muy merecido. Con ‘Historias para no dormir’ en televisión y los largometrajes ‘La residencia’ (1970) con guiños a ‘Psicosis’ o ‘¿Quién puede matar a un niño?’ basada en la novela ‘El juego de los niños’ (1976) de Juan José Plans, abrió paso al género terror en España. Innovó no solo en el aspecto televisivo o en el cine, también en el teatro y en la publicidad. El ‘Un, dos, tres’ por cierto, duró cuatro décadas en pantalla siendo el primer formato de un programa español en exportarse a otros países.
Además hubo música. Probablemente lo mejor de las 3 horas y cuarto junto a Vidal y el homenaje a Chicho. «Vale, tenemos un problema. No ha sonado la claqueta» decía Amaia Romero nada más empezar los primeros acordes como si se tratase de una actuación de final de curso del conservatorio. No pasa nada, vuelta a empezar. Antes de este momento épico y mientras el británico James Rhodes hacía sonar a Bach en su piano, aparecían las imágenes de los fallecidos del sector cinematográfico durante el último año. Solo aparecían, porque escasamente se podían leer sus nombres o ver sus caras en primer plano. Fallo garrafal.
“Soñar con tus ojos, besarte los labios, sentirme en tus brazos que soy muy feliz…” Año 2004, Antonio Vega y ‘Me quedo contigo’ había sido la mejor interpretación hasta entonces de esta canción. Pero la actuación de la que todo el mundo sigue hablando desde el sábado pasado es de la de Rosalía, que salió al escenario muy roja y chunguita. De fondo simplemente voces, las del Coro Joven del Orfeón Catalán y la suya, ¿para qué más? Hay voces que necesitan poco para hechizar. Versionó esta rumba de Los Chunguitos, que incluso fue banda sonora de la cinta ‘Deprisa, deprisa’ (1981) de Carlos Saura, y supo llevarla perfectamente a su terreno aflamencado y sereno. Aunque el estilo de la barcelonesa no acabo de digerirlo, no me desagradó, lo confieso, será por algún virus extraño o el frío que hace estos días… De todas formas un tema clásico casi siempre engancha y mejor si se hace con buen gusto y no ‘malamente’ para que sea recordado y dure por mucho tiempo. Si me das a elegir… en general, un notable.