Que los instrumentos son, para los músicos, una parte más de su cuerpo no es algo nuevo. Tampoco se ha escuchado nunca que la música es un arte, otro idioma, y que es capaz de transmitir lo que se quiere decir algunas veces y no se sabe cómo, sin necesidad de palabras. Eso mismo sucedió con los orígenes del jazz. Durante el siglo XIX estaba prohibido tocar percusión en muchas zonas del sur de Estados Unidos, sin embargo, había un lugar donde sí se permitía y los esclavos afroamericanos se reunían allí para hacer sonar sus trombones, banjos o quijadas, era Nueva Orleans. No se entendían porque hablaban distintas lenguas y su manera de comunicarse era tocando sin partituras e improvisando.
El martes pasado, 30 de abril, se celebraba el Día Internacional del Jazz. Probablemente uno de los más conocidos de este género fue Louis Armstrong aunque hubo muchos otros: Miles Davis, Ray Charles, Ella Fitzgerald o Billie Holiday que dejaron marcada a toda una generación. Todos tuvieron en común una infancia humilde y bastante complicada. Hoy en día siguen sus pasos artistas como Diana Krall, Norah Jones, Michael Bublé, Kurt Elling o Jamie Cullum que combinan otros estilos sin olvidar este. Y es que ya lo dijo el saxofonista Steve Lacy: “El jazz es como el vino. Cuando es nuevo es solo para expertos, pero cuando envejece todo el mundo lo quiere”. De hecho, para Amy Winehouse fue muy significativo. Creció con las canciones de Frank Sinatra que le cantaba su padre para más adelante componer ella misma sus propios ritmos polifónicos y a la vez melancólicos, mezclando soul, R&B y jazz, que la llevaron a la popularidad más absoluta.
En el cine también ha tenido su espacio. La primera cinta sonora fue ‘El cantante de jazz’ en 1927. Casi había texto y la mayoría de las escenas eran musicales. Incluso la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos la consideró ‘cultural, histórica y estéticamente significativa’ en 1996. Algo más reciente es ‘La La Land’ (2016). El protagonista es un pianista de jazz que sueña con abrir su propio local. No solo fue un éxito en taquilla, arrasó igualmente con la mayoría de los premios a los que estaba nominada.
Por otro lado, en la serie de televisión ‘Breaking Bad’ también hacen un guiño al músico Walter White, que así se llama el protagonista que hace de profesor. Además uno de los discos del trompetista es ‘Breaking Good’ que, al oír las primeras notas del álbum, te transporta rápidamente a un auténtico bar de Luisiana del siglo pasado.
Pero no hace falta ir a ningún sitio porque Logroño vive estos días una nueva edición del Ciclo de Jazz. El Teatro Bretón reunirá hasta finales de este mes a Charles McPherson Quartet, asesor del mismísimo Clint Eastwood para una de sus películas; Patáx, una mezcla de salsa y flamenco; Andrea Motis y Joan Chamorro Quartet, con la que Quincy Jones compartió escenario, y Ramón Valle, un referente del jazz latino. Las calles también sonarán este año con La Rioja Big Band y los Crazy Jazzers.
El Ciclo de #Jazz regresa al @TeatroBreton de #Logroño
Comienza el próximo jueves, y contará con 6 actuaciones, 2 de ellas saldrán a la calle pic.twitter.com/A6i4qhcvTl
— TVR Rioja Televisión (@tvrioja) 30 de abril de 2019
Mayo suena a jazz. No hay que ser un experto musical ni un esnob para entender este tipo de melodías como dicen por ahí, basta con escuchar y dejarse llevar.