Inmersa en los ‘san mateos’, las charangas, comilonas, vinos, vinitos, cervezas y cortitos no puedo de dejar de pensar en lo difícil que está encontrar algo de cultura, o mejor dicho arte, entre tanta fiesta y trajes regionales (aunque esto último sí tiene algo de cultural, ya que se relaciona con la historia de nuestra ciudad). Apuntes aparte, consigo por fin un programa de fiestas (no ha sido nada fácil, hay quien mataría por uno) y me pongo a investigar que me gustaría ver fuera de las degustaciones, que lo llenan todo, hasta el punto de satisfacer mi estómago sin haber probado bocado, ya que estoy trabajando.
Hay algunas cosas que se cuelan en esta amalgama de choricillos, pancetas, patatas y migas. Entre ellas están la música de la noche de la plaza del Ayuntamiento, la programación del Bretón o los maravillosos fuegos artificiales que, si eres capaz de ver el arte en el cielo, siempre te ponen los pelos de punta.
Quiero cultura a pie de calle. Sí, de esa que estiras la mano y encuentras. Paso las páginas y por fin algo de eso… Está
¿Merecerá la pena?
Yo pienso darme una vuelta para verla. Por la mañana abre de