El exatleta norteamericano Mike Marsh difícilmente olvidará Barcelona. Allí se proclamó campeón olímpico en los 200 metros en los Juegos de 1992. Pero también dejó escapar una oportunidad única para agrandar su nombre en la historia del deporte. Y todo por un descuido.

Su gran oportunidad desaprovechada llegó en las semifinales de los Juegos de Barcelona. Mike Marsh ganó sobrado su serie. Tan sobrado que se quedó a sólo una centésima del mítico récord de Pietro Mennea, el atleta italiano fallecido recientemente.

Desde que en 1979 Mennea corriera los 200 metros en 19,72 segundos, nadie había tenido en sus pies la posibilidad de arrebatarle el récord. 13 años después, Mike Marsh la había tenido. Pero no se había dado cuenta. Se había dejado ir en los últimos metros pensando en reservar fuerzas para la final.

Esa gran marca de semifinales hizo pensar en que el récord de Mennea caería en la final. Marsh detuvo el crono en 20,01. Suficiente para colgarse la medalla de oro, pero no para batir la plusmarca de Mennea. Aún tendrían que pasar cuatro años más para que alguien bajara de los legendarios 19,72 en los 200 metros.

Ese alguien sería Michael Johnson, que bajó el récord hasta los 19,32 en la final de los Juegos de Atlanta’96. Mike Marsh participó en la carrera, pero llegó último.

En los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, la plusmarca mundial se quedó en 19.30 por obra y gracia de Usain Bolt. El mismo superhombre que un año después, en Berlín, completó la hazaña de correr 200 metros en 19,19 segundos. Bolt, a diferencia de Mike Marsh, sí había corrido hasta el final.

Autor: @JorgeAznal