El fútbol italiano está siendo noticia estos días por los incidentes ocurridos la noche del domingo tras la victoria del Milán en Siena, que otorgó la clasificación a la previa de la Champions a los de Allegri. Este resultado relegó a la Fiorentina a la Europa League, lo que enfadó a sus ultras. Estos aprovecharon que el autobús milanista debía pasar por su ciudad para regresar a la capital lombarda para increpar a los jugadores ‘rossoneri’, especialmente a Mario Balotelli, a quien le profirieron insultos racistas.
No es la primera vez que el club viola se ve sumido en la polémica. Hace 20 años, en la temporada 1992/93, se produjo un pequeño conflicto de marketing que salpicó más allá de los estamentos de la entidad. En aquella época, comenzaba la guerra de las marcas en el fútbol, que buscaban diseños innovadores en las indumentarias para llamar la atención del mercado y, de este modo, vender más camisetas.
Esta búsqueda de beneficio pasó factura a la Fiorentina, que aquella campaña contaba con Batistuta, Effenberg, Laudrup o Diego Latorre en su plantilla, y no precisamente en lo deportivo. Lotto había sido la encargada de ‘dibujar’ la segunda equipación y tuvo un desliz que no pasó inadvertido. Con el predominio del blanco, y con una bebida como patrocinio, la polémica saltó en la parte de arriba de la misma, cuando unas flechas se ‘juntaban’ con el color violeta de los hombros. Ahí había, de color negro pero casi imperceptible, varias esvásticas.
Y fue imperceptible porque no fue hasta diciembre cuando se percató un lector del periódico L’Unitá, cuando vio una foto en la crónica de un partido. Ningún aficionado ni siquiera empleados de la Fiore se había dado cuenta de las cruces gamadas. La reacción no se hizo esperar, y tanto la Fiorentina como Lotto retiraron inmediatamente 5.000 camisetas ‘nazis’, asegurando que fue un error informático y mandando un comunicado conjunto en el que quisieron “subrayar el carácter absolutamente fortuito y casual del efecto óptico causado por la superposición de algunas líneas del complejo dibujo geométrico”. La compañía no quiso complicarse más y creó un sencillo modelo, todo blanco.
El asunto causó un revuelo mediático porque a principios de los 90 había gran controversia en Italia, donde se habían producido graves altercados racistas en los estadios de fútbol. Los jóvenes los aprovechaban como escenarios para sus proclamas fascistas, que normalmente acababan con peleas con las autoridades.
Por eso, los incidentes del último fin de semana están lejos de los valores del deporte que los organismos buscan promover.
Por cierto, la Fiorentina acabó descendiendo a la Serie B al final del ejercicio… en los terrenos de juego.
Autor: Víctor Goded (@goded19)
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