Es la primera vez que sucede, aunque no será la única. Me refiero a que en este apartado dedicado a relacionar pintura y jazz no hay en esta ocasión dos protagonistas, sino que presentamos a una única persona que se expresa indistintamente en ambas manifestaciones artísticas. Se llama Meredith D’Ambrosio y, además de pintar primorosamente como veréis en el video de aquí abajo, es una cantante maravillosa y, sin embargo, muy desconocida.
En gran parte, la culpa de que Meredith D’Ambrosio sea una figura casi anónima en el mundo de la música la tiene ella misma, pues por elección, desde hace muchísimos años, vive tranquilamente en un pueblecito de la costa de Florida, alejada de los circuitos de jazz y de espaldas a las grandes compañías discográficas. Su voz es profunda y cálida; su dicción y su entonación, perfectas; y su fraseo, su swing y su expresividad tienen un especial encanto por su dulzura, elegancia y aparente sencillez. Su nombre nunca aparece en los medios de comunicación, ni en los carteles de los festivales, ni suele pronunciarse en las conversaciones entre aficionados al jazz. Quienes conocemos bien a D’Ambrosio casi preferimos que sea así, que sea un diamante escondido cuya belleza se disfruta privadamente, que sea una playa virgen y secreta a la que poder volver de vez en cuando para hallar paz y solitario deleite.
He eleborado este vídeo en el que aparecen algunas de sus pinturas con el fondo musical de la voz de Meredth D’Ambrosio acompañada por Eddie Higgins (piano), Rufus Reid (contrabajo) y Keith Copeland (batería). El tema se titula Peace (composición de Horace Silver) y pertenece a su disco Love Is Not A Game, grabado en 1990. Disfrutad, pero, chssssssss!, guardadme el secreto.