A principios de la década de los 50, cuando la mayoría de los pianistas de jazz daban la impresión de estar enfrascados en una pueril competición para ver quién era capaz de meter más notas en un compás, un veinteañero de Pittsburg que se hacía llamar Ahmad Jamal sorprendió a todos con su estilo minimalista y delicado. Miles Davis enseguida se fijó en él y quiso contratarle para el nuevo quinteto que estaba a punto de formar (aquel legendario grupo en el que también estaría John Coltrane) y le telefoneó para que se reuniera con él en Nueva York. Cualquiera hubiera vendido su alma al diablo para entrar a formar parte de la banda de Miles, pero Jamal, un tipo extraño, introvertido, desesperantemente tranquilo y, sobre todo, un espíritu libre, optó por rechazar la oferta y buscar su propio camino.
Lo encontró en el seno de un fabuloso trío que completaban el contrabajista Israel Crosby y el batería Vernell Fournier. El trío estaba en plena ebullición cuando se grabó el disco que aquí os presento. Se trata de una actuación en directo en el club Pershing Lounge, de Chicago, en enero de 1958. Jamal estuvo especialmente inspirado aquella noche y llevó a sus máximas consecuencias ese estilo suyo tan personal y que tanto me gusta, sin artificios, eligiendo con cuidado cada nota, haciendo del silencio un recurso expresivo de primer orden, combinando sabiamente los momentos de tensión y relajación.
Ahmad Jamal tiene hoy 79 años, sigue en activo y goza de una buena forma física y mental.
Vamos a escuchar Poinciana, una exquisitez de las grabadas aquella noche, cimentada sobre una bonita y complicada figura rítmica del batería Vernell Fournier que, con ligeras variaciones, se mantiene de manera casi hipnótica a lo largo de toda la pieza.