Amy Winehouse es un icono de los tiempos modernos, marcadora de tendencias, cantante superventas, ganadora de no sé cuántos Grammy, musa de las vanguardias alocadas y rompedoras. Escuchémosla con atención:
¡Y yo que juraría que he oído esto antes en algún sitio! No sé… Me suena bastante. Yo diría que he escuchado esto hace tiempo. Hace muchísimo tiempo. ¡Ya está: es el Teach Me Tonight que cantaba Dinah Washington en los años 50! Bueno, una versión, me diréis. ¡No una versión no, ES QUE ES CALCADO! Es que Amy Winehouse reproduce cada giro de la voz de Dinah Washington, es que los arreglos de la banda son idénticos desde el principio hasta el final, es que hasta el solo supuestamente improvisado del saxo tenor es nota por nota el de la grabación de 1954. Fijáos bien:
No tengo nada contra la Winehouse, de verdad, incluso he de alabarle el buen gusto de resucitar estos viejos y magníficos temas, pero podría tener la decencia de nombrar alguna vez a quien es algo más que su fuente de inspiración. Jamás le he oído hablar de Dinah Washington, una sensacional cantante demasiado olvidada, una mujer de las de rompe y rasga que murió demasiado pronto (en 1963 a los 39 años), tras una fatal mezcla de pastillas y alcohol. Detrás de sí dejó una biografía que casualmente (¿casualmente?) tiene mucho en común con la de Amy Winehouse, pues estuvo marcada por los escándalos, por su devastadora adicción a las drogas y por su tortuosa vida sentimental, con siete matrimonios fracasados. Y si nada tengo en contra de Winehouse menos aún en contra de sus millones de admiradores, pero yo me quedo con la original.