La actuación de Kittel en este Tour ha sido una sorpresa. Le ha quitado el apodo de hombre más rápido del Tour a Cavendish con todo merecimiento. Ha levantado los brazos en cuatro etapas, entre ellas en París, una de las más prestigiosas para los sprinters.
Froome ha conseguido ganar el Tour. Aunque no ha tenido el equipo que tuvo el pasado año su compañero Wiggins, ha encontrado en Porte un escudero lo suficientemente fuerte para poder seleccionar la carrera, dándole la tranquilidad al británico, un ciclista nervioso. Además, como incidimos ayer, un jefe de filas tiene que saber que el ataque en Semnoz era innecesario, ya que lo correcto era no haberle disputado la carrera a Quintana, máxime cuando ha conseguido varios triunfos en esta edición.
Al haber cumplido 100 años, la ronda gala ha metido algunas novedades en la última etapa, como que transcurra de noche, que se le haya dado la vuelta completa al Arco del Triunfo o que hayan invitado a asistir a todos aquellos corredores que alguna vez han terminado la carrera a lo largo de la historia. Es un detalle por su parte, acreditando que son la organización top en el ciclismo.
Que Peter Sagan se haga con el maillot verde evidencia que ha sido el más regular entre los rápidos, porque ha conseguido muchos puntos en los sprints intermedios. Por su parte, Quintana se va con el maillot blanco de joven (ha quedado segundo en la general) y con el de la montaña, llevándose a Colombia (un país con gran tradición en este deporte) un merecidísimo premio. Tal vez lo más injusto ha sido el de por equipos. Para mí, el mejor ha sido Movistar, pero la mala suerte en una jornada le ha pasado factura.