El final de año y el principio del 2018 ha traído a las calles de Logroño nuevas tiendas que han comenzado a formar parte del día a día de distintos barrios de la capital riojana. Una de ellas es la protagonista de este post, Lolita. Casi de un día para otro ha ocupado una mítica esquina comercial de la calle Pérez Galdós, la que durante décadas fue la casa de la querida Gonsi. Tras desaparecer la perfumería, en la que pendientes, bolsos o pañuelos hicieron de sus escaparates un lugar en el que era inevitable pararse a mirar, se estableció en este espacio ‘La Cueva de San Millán’, que continuó con la venta de complementos.

El brillo ha regresado a este local con los modelos de Lolita, que durante todos los días de Navidad fueron acaparando la atención de quien buscaba un vestido para una de las fechas más especiales de las fiestas.

Y es que esta boutique, decorada el blanco e indiscutiblemente luminosa no utiliza grandes artificios en su decoración, consigue atraer las miradas al paso por lo que llevan sus maniquíes.

Ellos muestran las colecciones de vestidos de fiesta, de cóctel, así como algunas prendas piel y pelo que son tendencia esta temporada y parece que también para el próximo invierno. Entre éstas hay llamativos abrigos en colores como el verde o un  amarillo, que en sus percheros destacaba por acercase casi al flúor. Inevitable es mirar algunos chalecos suaves o agradables cuellos en los que Lolita no renuncia a vibrantes tonos como el fucsia.

“Tenemos cosas diferentes”, me resumió con una gran sonrisa Jacin, mientras me enseñaba detalles como los flecos, encajes o lentejuelas que protagonizan algunas de las propuestas.

Al fondo, un inmenso espejo enmarcado en plateado, preside la zona de probadores. Reparé en él según entrar en el mundo Lolita. Allí Jacin, a quien reconocí por su experiencia en el comercio logroñés, puede indicarte con sus conocimientos como estilista si el modelo elegido es el más ideal para ti.

Esta esquina de amplios escaparates, en la que uno de ellos se adentra en la renovada María Teresa Gil de Gárate, ha vuelto a iluminarse y es siempre una buena noticia.