Mal parida
Juan Marín
Sin paños calientes. La temporada del Calzados Robusta ha sido un fiasco. Lo peor, además, no es el descenso deportivo. El oscuro futuro institucional que parece que se le abre al CB Clavijo con la expulsión de la LEB Oro y la progresiva (y ya más que preocupante) falta de identificación de la afición con el equipo empujan a ser más pesimistas que a tirar por el camino del optimismo y comenzar a pensar en un nuevo proyecto orientado a recuperar los años dorados que desde hoy ya quedan atrás.
Y es que lo que mal empieza es difícil que acabe bien. Esta temporada venía mal parida desde el verano. Primero fue la crisis de la cantera y la posterior salida de buena parte de los entrenadores y jugadores de las categorías inferiores. Después llegó la dolorosa marcha de Arévalo. Siguió el apagón informativo en cuanto a fichajes durante buena parte del parón vacacional, para luego llegar a las presentaciones consecutivas, día sí y día también. Y llegó el inicio de temporada con siete derrotas seguidas, una tras otra. Y la salida de Popadic, y el adiós de Gerun, el mejor jugador del equipo, para reforzar a un rival directo… Entre todo, se ha cargado una mochila pesada que no se ha podido ni se sabido aligerar.
En la última jornada se aspiraba al milagro, a completar la cuadratura del círculo. Pero este año nació sin estrella y estaba abocado a acabar estrellado. Ahora toca esperar otro milagro y confiar en que el abismo al que se ha caído tenga a la LEB Plata como fondo en el que apoyar los pies y que el Clavijo no se haya precipitado por un volcán en el que acabe chamuscado.
Ojalá los de abajo no quieran subir (no parece el caso) o se alineen los astros para abrir un hueco al equipo logroñés en la segunda categoría del baloncesto español (que tampoco parece fácil).
Si no es así, espero que, al menos, este fracaso no sea definitivo. Que la ilusión no se pierda.