En pretemporada, hablaba con Javi Sobrino, secretario técnico del Basket Navarra, de la importancia que daban en su club a poder contar con un ‘roster’ cuya base la formaran un buen número de jugadores locales y nacionales que, a poder ser, tuvieran el valor añadido de haber permanecido varias campañas en la entidad. Reconocía las dificultades extra que eso añadía a la ya complicada tarea de apañar una plantilla en una categoría, la LEB Plata, con mucho movimiento de jugadores. Aparte de con los sueldos, había que hacer otro tipo de encajes (laborales y afectivos) para, por ejemplo, contar con jugadores de la talla de Hernández-Sonseca o del pamplonés Narros.
Sin embargo, valoraba esos esfuerzos como necesarios y fundamentales para conseguir un equipo con un núcleo sólido y asentado de jugadores comprometidos con una tierra y una entidad que les resultaban cercanas desde el principio. Ellos se convertían también así en parte esencial en el proceso de integrar cuanto antes y con mayor facilidad a nuevos elementos.
Además, el Basket Navarra considera que ésta es también la mejor forma de dar continuidad al proyecto y a su filosofía deportiva y social, en la que es fundamental la identificación de la afición con los componentes del primer equipo como soporte sólido e histórico del club.
Esta semana, Anton Dziuba ha sido el último en abandonar la plantilla del Bodegas Rioja Vega. Antes lo hicieron Jalalpoor, Didac Cuevas y Robinson. Nombres que algunos aficionados seguro que ya ni recordarán. Sólo las testimoniales apariciones de Miguel de Pablo ejercen de nexo de unión directo del equipo con la ciudad con la grada riojana. Cuando los resultados no acompañan, son las afectividades, las relaciones personales, las que ayudan a permanecer unidos. Así pasaba con Arévalo o con Ruiz de Galarreta, con Alfredo Ott o Sidao Santana. O en los ya lejanos años de EBA, con Salva Díez, Sanfrutos, Charlie, Óscar, Richi, Santamaría…
Quizás el regreso a LEB Oro sea el objetivo deportivo -cada vez más complicado, por cierto-. Pero puede ser que la gran meta que debe buscar el Clavijo sea que los aficionados riojanos se identifiquen y se reconozcan en el equipo y en sus jugadores.