En una columna que lleva el nombre de ‘Desde la grada’, sería indecoroso no hacer referencia a aquellos que acuden, en menos cantidad de lo que a los clubes y a los amantes del baloncesto nos gustaría, a apoyar a nuestros equipos por las canchas riojanas.
Pero hoy me voy a centrar en un grupo no demasiado numeroso pero animado que, como la irreductible aldea gala de Astérix y Obélix, se mantiene firme e impasible ante la adversidad, para espolear a su equipo partido tras partido.
La Peña El Mate es el referente en La Rioja en cuanto a hinchada baloncestística se refiere. Inaccesibles al desaliento, sus componentes se definen como apasionados del CB Clavijo. Y eso ha quedado demostrado en todas estas temporadas.
Porque han pasado años muy malos, con su equipo referente en (demasiadas) horas bajas, con descensos y malas campañas. Con escasas alegrías para encontrar las fuerzas para dar esos ánimos desde las gradas del Palacio de los Deportes logroñés.
El Mate ha ido viendo cómo desaparecía el público de los asientos, pero ahí han seguido estos incondicionales. Han estado desterrados durante un buen periodo a la zona alta de la grada contraria al banquillo local y al resto de aficionados. Ahí arriba, junto a los periodistas, a los que el repetido sonido del bombo martilleaba una y otra vez (es broma ;-)).
El domingo me alegró verlos justo detrás del banquillo riojano (por cierto, el opuesto al que el Clavijo ha ocupado siempre en el Palacio). Creo que es su sitio. El Mate debe estar animando cerca de su equipo del alma, estimulando a sus jugadores para que sientan el apoyo lo más encima posible, aunque sea de los pocos que, de momento, acuden al pabellón logroñés. Da igual los que vayan, porque la Peña El Mate siempre estará ahí.