Si hay algo que César Aneas va a tener difícil mantener de cara al año próximo es posiblemente lo que más desea: Laia Flores.
En la entrevista que concedía a Diario LA RIOJA ayer, explicaba que la llamó cinco minutos después de firmar por el Promete. La quería como abanderada de su proyecto. Ella le ha respondido con creces a su confianza: segunda anotadora nacional (13,07 puntos por partido), en el ‘top ten’ de recuperaciones de la liga (1,57), sexta en faltas recibidas (4,11), 13ª en valoración (14,11), tercera en minutos (33:28), tercera en porcentaje de tiros libres (78,18%),… y una cabeza prodigiosa para leer el juego y tomar buenas decisiones (eso que no se mide y que tanto importa a un entrenador).
Ocho años han pasado juntos el técnico y la base catalana y, por ahí, por la confianza que ha demostrado siempre en ella, es por donde César puede atrapar a Laia. Porque Flores ha pasado de tener que ‘exiliarse’ a Italia a que todos la quieran. Se lo ha ganado. Si es por dinero, estamos perdidos. Si es por proyecto en el que sentirse importante y por afectos, Aneas gana. Porque ya lo dejó claro su entrenador: la base, en todos los sentidos, del Promete es ella.
Apenas ha cumplido una campaña en Logroño, pero Laia es de esas jugadoras que, dentro de unos años, recordaremos y diremos que la disfrutamos de nuestro lado. Ojalá podamos decir que lo hicimos durante muchas temporadas.