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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

La Rioja también quiere Pastas

La provincia de Logroño nació el 27 de enero de 1822, en pleno trienio liberal, dotando de límites políticos a una comarca natural hasta entonces repartida entre Alava, Burgos, Soria y Navarra. La nueva provincia no colmó las más ambiciosas aspiraciones de los provincialistas riojanos, pero era mejor que la que resultó de la definitiva división de Javier de Burgos, que en 1833 de nuevo desgajó territorios riojanos para integrarlos en las provincias limítrofes. Lindes que, al parecer con el beneplácito general, son los de nuestra actual Comunidad Autónoma. Así que por ahí afuera hay Rioja geográfica y cultural que no pertenece a La Rioja política y quizás haya llegado el momento de reclamarla: las llamadas Riojilla Burgalesa y Rioja Alavesa, la Sonsierra, la cuña navarra del valle del Alhama y las tierras sorianas tributarias del Ebro son Rioja y los riojanos deberíamos iniciar la reforma estatutaria que culminase con su anexión para el engrandecimiento político, social, cultural y económico de nuestra Región. No reírse, como hay Dios que hablo en serio. Ni treinta años después de su nacimiento las aguas de Autonomilandia se revuelven a golpe de reforma de Estatutos y para la más pequeña de todas ha sonado la hora de echar la caña. Todavía no se han extinguido en el aire las carcajadas de cuando, ¿recuerdan?, se pidió autonomía para la entonces provincia de Logroño. La de 1833. Y nos la dieron. Ahora se pediría mucho menos y desde luego nada comparado con el plan Ibarreche o la exhumación de la Corona de Aragón. No se trata de irse de casa sino de correr algún tabique para ampliar la habitación. La Rioja de 1822 tiene legitimidad histórica, es posible en 2005 y, si yo fuese un prócer riojano y no digamos riojanista, haría de esta pacífica reclamación un estandarte que no pararía hasta hincar en lo más alto de Viloria de Rioja, Laguardia, Viana, Montenegro de Cameros o Fitero. Pues ésta sí me parece una reivindicación territorial ambiciosa y no la de esos pedruscos de Sajuela y El Ternero con los que algunos parecen conformarse. Si en su día hubo café para todos, ahora que tocan pastas, los riojanos querremos pastas, no migajas.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.