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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Aviados estamos

Esto de la gripe aviaria lleva camino de convertirse en una de esas pandemias de estupidez humana que se originan en la irracionalidad, se transmiten a través de los medios de comunicación y provocan una reacción patológica en las autoridades de consecuencias incalculables. Hace unas semanas conocimos un suceso estremecedor ocurrido en esta ciudad: el descubrimiento de un cadáver en un contenedor. Pertenecía a un varón de 45 años de origen rumano que había recalado en Logroño procedente de Portugal y que trabajaba como albañil mientras trataba de arreglar sus papeles. El asunto fue noticia casi de un día y ya está olvidado. Es tremendo que cualquier ser humano acabe sus días como auténtica basura, pero que fuese un obrero migratorio añade patetismo y vergüenza al drama. Pues bien, poco después apareció muerto un pajarraco migratorio en la ribera del Tirón y se armó la de Dios: primera noticia de los boletines, titulares a cinco columnas, alarma social, movilización gubernamental y tendencia a la baja del pollo al ajillo en la cotización doméstica. Da igual que el riesgo de contraer la enfermedad sea remota, mucho menor que el de otras que nos trabajamos a conciencia, como la cardiovascular y el cáncer o el accidente mortal. Pero la noticia manda y los medios llevaban semanas tratando de ponernos nerviosos comunicando casos de aves muertas, angustiosamente más cercanos cada día: China, India, Turquía, Alemania, Pamplona, Anguciana. La realidad es que sólo un puñado de individuos han muerto en todo un mundo donde a diario perecen miles de personas (ancianos, mujeres y niños primero, como en los naufragios) víctimas de una hambruna desconocida en Occidente, de enfermedades erradicadas hace decenios en Occidente, de aludes de lodo impensables en Occidente o de matanzas guerreras y genocidios de los que Occidente parece (parece sólo) haber escarmentado. Y mientras la mayor parte de la Humanidad malvive y malmuere en ese gigantesco y miserable basurero infectocontagioso que es la mayor parte del planeta que no es Occidente, en Occidente nos gastamos millonadas en luchar contra vacas locas y pavos griposos que nadie ha visto. Claro que a los negritos sucumbiendo de hambre o de malaria o de machete tampoco los vemos nunca. Los informativos están demasiado ocupados retransmitiendo exterminios de aves de granja que ningún occidental comerá por miedo a enfermar. Vano empeño: es nuestra opulenta, paranoica e insolidaria sociedad entera la que está enferma. Muy enferma.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.