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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Conocimiento

En mi corta infancia jarrera (a los diez años me encerraron en un campo de concentración con fachada de internado) oíamos mucho de los mayores dos palabras hoy en desuso: fundamento y conocimiento. El fundamento era la sensatez. «Qué poco fundamento tienes, chiguito» te decían, por ejemplo, cuando cometías trastadas como hacer novillos o mearte contra el Banco de España. La escasez de conocimiento era más grave en el adulto, pues de un chaval siempre podía esperarse enmienda en el futuro, pero un mayor sin fundamento era un caso perdido de por vida. El conocimiento era, cabalmente, lo opuesto a la ignorancia. No tenías conocimiento cuando hacías o decías algo incorrecto para la juiciosa senectud local, pero no por desviación de la normativa establecida (eso sería falta de fundamento), sino simplemente por desconocerla. De manera que el poco conocimiento también podría remediarse teóricamente con la educación, incluso en el siniestro barracón de castigo, incienso y bromuro donde servidor la recibió. Viene esto a cuenta del libro de quinto de primaria de Conocimiento del Medio, asignatura heredera de nuestras geografía y ciencias naturales, que hojeé hace unos días en casa. A esa edad en Treblinka ya te sabías todas las regiones y comarcas españolas con sus localidades más importantes, los afluentes de los grandes ríos y los picos, cabos y golfos más notables del país donde vivíamos. Pues bien, en el libro de cono de mi hija la geografía nacional se despacha con una página pero dedica docenas al terruño regional. No sabe nada de Pirineos pero sí de Obarenes, ni por dónde pasa el Tajo pero sí el Alhama y es incapaz de situar en el mapa Córdoba, el Cantábrico o la Mancha, pero sí las zepas riojanas, que no son lo que usted está corrigiendo (eso tendría sentido) sino «zonas de especial protección de las aves», instrucción imprescindible para el día de mañana. Así que, como los viejos de mi pueblo, acabé suspirando por el poco conocimiento que tienen los nuevos riojanitos. Aunque, pensándolo bien, la escasez no es de conocimiento, sino de medio. Les estamos enseñando a no ver más allá de las cortas narices de su Autonomía, y no sólo en el País Vasco o Cataluña. Pero no nos quejemos de esta Educación sin fundamento, porque en otras neotaifas hispanas es peor todavía. En Galicia, por ejemplo, no tienen Conocimiento sino Coñocemento, algo sin duda aún más duro y pesado de soportar que una mochila repleta de datos sobre tu aldea.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.