>

Blogs

Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Locos por matar

Los médicos aseguramos que un individuo sano es un enfermo aún no diagnosticado (la prueba es que casi nadie sale indemne de un chequeo) y esto vale tanto para la salud física como para la química, es decir, la mental. Se sospecha que el comportamiento anormal de una persona obedece más a una alteración desconocida de su bioquímica neuronal que a una voluntad consciente de ser no ya un loco de atar sino simplemente un raro, un violento o un borde. Dos ejemplos polarmente opuestos: el poeta y el terrorista. En la presentación de la obra (in)completa del ezcarayense Armando Buscarini, magnífica labor de zapa de Diego y Rubén, auténticos marines de la literatura riojana, aventuré que desde el punto de vista de la psicopatología la poesía podría considerarse un trastorno del lenguaje escrito que traduce cierto desequilibrio psíquico. Hay estudios serios que relacionan poesía con locura y que han demostrado una tasa de suicidios significativamente mayor entre el colectivo de poetas que en el de prosaicos, de manera que Buscarini seguramente no estaba más loco que Carmen Beltrán, Odón Serón o Sonia San Román, jóvenes poetas de apariencia normal con los que usted se cruza por las calles de esta ciudad. Mas no se alarme por ello: el poeta es un chiflado absolutamente pacífico, al contrario que ese probable psicópata de la máxima gravedad que es un terrorista como Txapote, otro joven de aspecto normal pero capaz de asesinar por la espalda a un padre mientras pasea con su hijo o a un muchacho maniatado de rodillas. Por mucho que la indignación nos induzca etiquetar como hijo de puta al autor de semejante infamia, tanta crueldad sólo puede manar de un cerebro estropeado, de un enfermo. De manera que estamos rodeados de hipertensos, artrósicos o cancerosos incógnitos pendientes del estudio que se lo confirme, pero quizá sobre todo de peligrosos dementes potencialmente dañinos que un día de repente se descompensan y atacan a sus semejantes con la misma lógica que una bestia o un rayo. Claro que no todos lo hacen disparando en la nuca. Algunos, como el pobre Buscarini, se limitan a amenazarte con arrojarse al vacío si no les compras un libro, motivo por el que lo encerraron de por vida. Lo que no sucederá, probablemente, con esos formidables hijos de puta que continuarán siendo para nosotros Txapote y compañía hasta que la neurociencia nos demuestre que no están locos por matar sino que matan porque están locos.

Temas

Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.


julio 2006
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31