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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

P.S.I.

Alguna vez he opinado que el actual gobierno español es más pródigo en gestos que en hechos y hoy lo reafirmo añadiendo que algunos son más bien muecas grotescas de macabro mal gusto, pues está empeñado en fomentar la exhumación de esqueletos enterrados en fosas durante la atroz guerra civil que asoló a este país hace casi tres cuartos de siglo. Es tal el afán forense del partido gobernante que acabará cambiando sus históricas siglas por PSI, emulando la célebre serie televisiva de expertos en rastrear escenarios de crímenes. A mí esta política de retrovisor, pico y pala me resulta incomprensible. Es cuando menos chocante que el mismo partido que en 1982, pudiendo hacerlo (y siendo más explicable que lo hubiera hecho entonces), no se dedicase a rehabilitar víctimas de la guerra (que las hubo en ambos bandos) y ulterior dictadura (ya sí, sólo en uno), lo haga de manera obsesiva veinticinco años después, alegando una memoria súbitamente recuperada. Una posible explicación del fenómeno pudiera ser que, cuando en 1996 los electores echaron del poder a la presunta izquierda por corrupta, la presunta derecha demostró ser tan intachablemente democrática como aquélla e igual de capaz de gobernar este país. Los líderes socialistas lo saben y temen, y para conjurar el peligro de otro relevo han diseñado la siguiente estrategia propagandística: los populares son los herederos naturales del franquismo golpista ganador de la guerra que nosotros, los descendientes de los fusilados, perdimos. Es indecente pero parece que funciona, dado que un sector de la población ignorante de su historia insulta a nuestros cristianodemócratas llamándoles fachas, esto es, fascistas, lo cual es tan injusto e intolerable (y tan imbécil) como tachar de bolcheviques o estalinistas a nuestros socialdemócratas. En todo caso parece que la falacia da resultado y los Rodríguez Zapador, Fernández de la Morgue, Pepiño Gris(son) y Rubalcaba (que lo lleva en el apellido) ya no pararán hasta desenterrar linternita en mano el último peroné de paseado en los crepúsculos más trágicos de nuestra historia buscando vestigios de trapo morado entre los restos mientras crean que esta política zombi les favorecerá en las encuestas. Esquilmados otros filones de votos (Prestige, Irak, 11-M), los chicos y chicas del PSI se han puesto a excavar con ahínco en esa cantera inagotable de dolor y resentimiento que es la fosa común. Quizá piensen que cansará menos hacer autopsias que autovías, pero les aguarda un trabajo ímprobo: España entera fue el escenario inmenso de un horrendo crimen fratricida.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.