No sé qué idea tendrán ustedes de un rico. Para mí, es un individuo que posee un gran patrimonio y tiene mucho, muchísimo dinero. Los hay de dos clases: los que ya lo eran cuando nacieron y los que se han enriquecido solitos. O sea, los herederos de grandes fortunas y los emprendedores, muchos de origen humilde, que amasaron la suya a base de crear empresas, acometer negocios o triunfar en el mundo del espectáculo o el deporte. No hay que figurar en la lista Forbes para serlo. Sin salir de este país con un salario medio de 21500 euros brutos anuales, el censo de banqueros, empresarios, negociantes, constructores o deportistas que ganan millones de euros cada año es respetable. Por supuesto, ninguno de estos millonarios se forra con su nómina, por lo que sus pingües ganancias escapan al implacable control que la Agencia Tributaria ejerce sobre las rentas del trabajo. Los ricos, además, saben cómo evadir la insaciable voracidad de Hacienda colocando su capital en paraísos fiscales o a través de mecanismos financieros legales sólo aptos para potentados. Así que cuando un rico de los de verdad escuche que van a subirle los impuestos se tendrá que colocar un barboquejo bien prieto para que no se le salgan las cajillas de la risa. Pues, para compensar demagógicamente las bajadas de sueldos a funcionarios mileuristas, las congelaciones de pensiones y la inminente subida del IVA, gobierno y gobiernillos pesoístas (lo de socialistas ya es historia) se disponen a meter la mano más todavía en el bolsillo de “los que más ganan”, es decir, de las rentas del trabajo, o sea las clases medias, para que “paguen más los que más tienen”. Se refieren, por ejemplo, a ese profesional autónomo que se descuerna trabajando cincuenta horas semanales para ganar 60000 euros al año. Como con esos ingresos le retienen el 43%, que ya es pagar más, ¿no les parece?, en realidad gana 34200, menos la Seguridad Social que ha de costearse. Bueno, pues ahora estos bribones a lo Robin Hood del gobierno se disponen a esquilmar aún más a los “ricos”, pero no para dárselo a los pobres sino para que estos se sientan menos mal mientras les roban también. Pues, si yo fuera el rico del ejemplo y quisieran gravarme aún más el fruto de mi esfuerzo para que gestores ineptos lo malgasten, lo mismo trabajaba sólo 25 horas por semana para ganar 30000 euros que menos el 28% de retención se quedarían en 21600, el salario medio con el que sobrevive casi todo el mundo. De ese modo ingresaría sólo un tercio menos currando la mitad y, debido a su avaricia rompesacos, Hacienda dejaría de recaudar 18400 euros. Y a vivir, que son cuatro días y ya anochece el tercero.