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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

El sueño de Iulius

(Tragicomedia basada en la “Revuelta en Beronia” de Tácito)

Acto I. Beronia, en plena Pax Petronia. El autrigón Iulius, un ambicioso arquitecto experto en catacumbas, sueña con gobernar Lucronium (pujante capital de la provincia romana de Beronia) para transformarla a mayor gloria suya. Con tal fin se gana la confianza del prefecto Gaius Petronius, quien lo introduce en el Senado local presidido por Vermellus. Ávido de excavaciones, el astuto Iulius intriga hasta desbancarlo, convenciendo al prefecto de que haría mejor pergamino en Roma. Proclamado nuevo edil, Iulius inicia la construcción de enormes catacumbas para cuadrigas que convierten Lucronium en una inmensa zanja. Aprovechando el descontento del populacho, a pesar de la megalómana construcción de anfiteatros, circos y estadios, el cabecilla ilusitano Vareato se alía con el jefe pelendón Tómax y en un audaz golpe de mano conquistan la ciudad. Decepcionado por tanta ingratitud, Iulius emprende el amargo camino del exilio mientras Petronius, que no puede tolerar una capital en manos de tribus rebeldes, moviliza sus legiones dispuesto a sitiarla.

Acto II. Tras cuatro años de asedio, el diunvirato lucroniense se debilita y el desánimo cunde entre sus filas. Tras innumerables refriegas, escaramuzas y golpes de efecto como la toma del Mons Corvus, las huestes beronas se disponen para el asalto final a la ciudad, enfangada por la eterna construcción de una vía subterránea que parte en dos la urbe. Poco antes de romperse las hostialidades, Iulius reaparece por sorpresa para ofrecerse a los sitiados como salvador de la ciudad sometida al “yugo opresor” del prefecto. Con su legendaria habilidad para maquinar, el autrigón promete al jefe Tómax culminar con éxito la Vía Soterrata si recupera el gobierno de la ciudad tras desembarazarse de Vareato en su favor. Aprovechando el desconcierto berón por la traición de su antiguo prócer, Tómax acepta el trato con la condición de no tocarle los pelendones una vez en el poder. Vareato es sacrificado y Iulius desafía a los sitiadores agitando altivamente desde las almenas su nuevo estandarte(*). El asalto evidencia la aplastante superioridad berona y, ante su inminente derrota frente al idolatrado héroe berón Tertius Augustus de Tritium, Iulius envía in extremis emisarios a Petronius ofreciéndole su apoyo a cambio del gobierno de la ciudad. Ante la respuesta del prefecto: “Beronia chaditoribus non praemiat”(**), huye para siempre de su soñada Julióbriga a través de la Zanja Magna, corrido a estandartazos por una turba de berones, ilusitanos y pelendones, finalmente unidos por el rechazo al felón.

(*). Origen de una tradición que aún conmemora la ciudad

(**). Beronia no paga a chaidores

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.


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