Los grandes inventos de la Humanidad casi nunca son sólo buenos o malos, depende del uso que les demos. El avión, por ejemplo, sirve para transportar con rapidez a personas pero también, llegado el caso, para ametrallarlas. La energía nuclear es capaz de producir riqueza, y de aniquilarla. Con un cuchillo de grandes dimensiones se puede cortar jamón o cometer parricidio. El teléfono consigue comunicar a seres queridos pero también jorobar todos los días la siesta. La televisión, para “formar, informar y entretener” o inundar de basura los cerebros de los televidentes. El pentotal se emplea para salvar vidas o para liquidarlas por inyección letal, etc.
Internet, el penúltimo gran avance, no podía quedar al margen de esta dualidad inherente al progreso. Inmensa fuente de información y conocimiento y fantástico vehículo de comunicación, la red es también un poderoso instrumento delictivo, moderna causa de adicción y un medio de ejercicio y difusión de maldad. Pero no es preciso ser hacker, estafador o pederasta para colaborar al establecimiento del lado oscuro de internet. Gracias a esta fabulosa herramienta global, la vieja estupidez humana está alcanzando cotas impensables hace pocos años. Buena muestra de ello son las extravagantes modas bautizadas con palabras inglesas terminadas en “ing” que hacen furor entre algunos jóvenes internautas del planeta.
El “cat breading”, por ejemplo, consiste en introducir la cara de un gato por una rebanada de pan de molde, fenestrada al efecto. Hacer “planking” es permanecer con el cuerpo recto y boca abajo sobre los soportes más inverosímiles. “Owling” es posar como un búho y “teapoting”, como una tetera. Practicar “batmaning” es colgarse boca abajo de los pies. “Zipping”, apretujar personas u objetos en espacios pequeños; “horsemaning”, fotografiarse como decapitado, “Scarlettjohanssonning” autorretratarse el culo ante un espejo… Gracias a la facilidad para colgar fotos y videos en youtube o en una red social, cada una de estas “tendencias”, que es como llaman ahora a este tipo de chorradas, consigue en pocos días miles de seguidores, o sea de seres impersonales capaces de hacer suya cualquier ocurrencia ajena por estúpida que sea. Pues bien, aprovechando esta pandemia de borreguismo global estoy por inventarme tendencias más provechosas para la Humanidad como el “readbooking” (leer libros), “selfthinking” (pensar por sí mismo), “efforting” (esforzarse en lo que sea), “helpfulmaking” (hacer algo útil) y, si todo esto no fuera demasiado para el body, probar con el “beetrootremoving” (sacar la remolacha). A ver si cunde.