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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Males

Parece que el primer brote europeo de sífilis se detectó en Nápoles, pero el polifacético cirujano Girolamo Fracastoro describió esta terrible enfermedad en 1530 como “mal francés” (morbus gallicus). Ingleses y alemanes también la denominaron enfermedad francesa, mientras en Francia era el “morbo italiano”, en España “mal portugués” y en los Países Bajos y Portugal la sífilis fue, claro, el “mal español”, como la “enfermedad polaca” en Rusia, la “británica” en Turquía o la “china” en Japón. Ya no se estilan estas etiologías xenófobas pero en nuestro idioma persisten arraigadas expresiones cada vez más cuestionadas por la corrección política como denigrantes hacia ciertos colectivos nacionales o étnicos. La última denuncia procede de una asociación uruguaya que ha pedido a la RAE retirar del diccionario “trabajar como un negro” (o sea mucho). Yo les contestaría que la Academia no se inventa los dichos sino que por el contrario consagra los sancionados por el uso popular, que no pueden imponerse ni prohibirse. Pero sí podrían actualizarse algunos que la evolución social ha ido despojando de sentido. “Engañar como a un chino”, por ejemplo, pues ahora son ellos los que engañan con sus imitaciones; sería más actual “engañar como a un votante”, por ejemplo. “Hacerse el sueco” por “desentenderse o fingir que no se comprende” podrá molestar a aquellos escandinavos pero es preferible a “hacerse el tonto”, vejatorio hacia los tontos, que son muchos más; “hacerse el tesorero” no sólo sustituiría a ambos sino también a “ser un gitano” como sinónimo de estafar u obrar con engaño. En cuanto a las expresiones “trabajo de chinos” y la aludida “trabajar como negros”, la cosa tiene su tufo racista porque la primera sugiere paciencia y dificultad (mental) y la segunda sólo cantidad e intensidad (física), como si el chino fuera inteligente y el negro sólo fuerte, y ya que los chinos nunca cierran sus tiendas de mierdas y el vecino de la Casa Blanca es medio negro, abogo por suprimir ambas a favor de “trabajo de investigadores” y “trabajar como autónomos”, respectivamente. “Merienda de negros” como “confusión y desorden en que nadie se entiende”, en fin, podría cambiarse por “tentempié de senadores”. En el capítulo antisemita, ¿qué tal sustituir “ser un judío” (o sea un codicioso y avariento prestamista) por “ser un banquero” y “judiada” (acción malvada) por embargo o desahucio? En vez de “moros en la costa”, para avisar de un peligro podría servir  “civiles en el arcén”, y de “hacer el indio” (“o sea algo desacertado o perjudicial para uno mismo”), en fin, “hacer el nacionalista”. Lo raro es que nuestros vecinos europeos no denominen ya “mal español” a este moderno chancro de la corrupción.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.


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