Una de las costumbres sociales más tópicas con ocasión del paso de año es pedir que se cumplan los buenos deseos de todo el mundo. Como resulta que los mejores (no más guerras, hambre, pobreza, explotación, mortalidad y prostitución infantil, violencia, desempleo, nacionalismo, etc.) son utópicos, les participo algunas de mis más modestas aspiraciones para el año que comenzó ayer:
– La inmediata destitución e inhabilitación permanente de todos los cargos públicos o privados no ya enfangados sino salpicados siquiera de corrupción, caiga quien tenga que caer.
– Limitar todos los cargos de representación o gestión políticas a ocho años.
– Poner fin a la «pesadilla española» o posibilidad de que cualquier incompetente pueda llegar a ministro e incluso a presidir el gobierno de la nación.
– Que bajen los impuestos y aumenten los contribuyentes.
– Ilegalizar los partidos políticos que no acaten la Constitución y aplicar sin más contemplaciones a la comunidad autónoma catalana el articulo 155, de cumplimiento tan exigible como los demás.
– Que los empleados públicos dejen de ocupar puestos vitalicios y se apliquen los principios de la gestión privada a las empresas y centros públicos.
– Duplicar por lo menos nuestro exiguo porcentaje (1,3%) del Producto Interior Bruto en Investigación + Desarrollo.
– No dar trabajo a un solo extranjero mientras haya un español en paro capaz de realizarlo y dejar de ofrecer nuestro sistema sanitario como una ONG sin fronteras.
– Reprimir el consumo juvenil de alcohol en la vía pública con el mismo celo, por ejemplo, que el exceso de velocidad.
– Que pare esta sangría de jóvenes cualificados obligados a emigrar.
– Dejar de subvencionar lo que no pueda considerarse una rentable inversión social.
– Que quien no desee embarazarse se abstenga de polvetear corriendo ese riesgo y se acabaron el drama del aborto y su interminable debate social.
– Maridar a Papá Noel con los Reyes Magos, celebrarlo el 25 de diciembre y al día siguiente todo Zeus a trabajar.
– Que lejos de convertirla en una maría se potencie la Filosofía como una de las asignaturas más importantes para el desarrollo intelectual del españolito.
– Que alguien les meta mano y dura de una santa vez a esas canallas de operadoras telefónicas y de paso prohibir por ley sus insistentes e inoportunas llamaditas.
Y que ustedes sigan honrándome cada jueves de 2014 leyendo esta columna políticamente incorrecta.
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