Esta es la absurda historia de una maleta viajera.

El sábado 13 de junio volábamos de Fuerteventura a Madrid pero la víspera supimos que una huelga de maleteros de Ryanair en Barajas impediría facturar la maleta por la que cobran 30 euros aparte. La alternativa era abandonarla en tierra o intentar repatriarla por otros medios. En una oficina de Correos cercana al hotel la admitieron como paquete postal tras soltar 44 por una entrega algo más rápida (unos cinco días) que con la tarifa ordinaria. Dos semanas después recibimos de Adtpostales (la empresa aduanera de Correos) unos formularios para detallar la mercancía que pretendíamos importar y su valor. Al alegar que se trataba de una maleta con enseres personales, otro correo anónimo de esta versión moderna de La oficina siniestra llamadas replicó que entonces debíamos solicitar una franquicia de viajero como la que se concede por cambio de domicilio, justificando empadronamiento.

El desamparo nos llevó a presentar una reclamación a Correos, a ver qué pasaba, y pasó que contestaron que no les constaba tal envío. Tras presentar otra adjuntando el resguardo contestaron que la maleta estaba retenida por la Agencia Tributaria en la Aduana de Barajas. Al insistir en el motivo del envío por Correos la respuesta fue que debíamos demostrar nuestra estancia en la isla por vacaciones, enviando copia de la reserva del hotel y de los billetes de avión. Tras innumerables fatigas y fastidiosas gestiones a cual más frustrante, al mes nos avisaron de que recibiríamos un correo con el IVA que debíamos pagar por transportar a la península nuestra ropa, calzado, unos libros y la bolsa de aseo. Resignados a la consumación del absurdo con tal de recuperar nuestras cosas esperamos el correo pero como dos semanas después no llegaba (ánimo que falta poco), la desesperante indefensión nos condujo a Hacienda de Logroño, donde un amable funcionario logró contactar con alguien de la Aduana de Madrid, que tenía «quinientas reclamaciones» como la nuestra pendientes de resolución pero que se interesaría. Gracias a su gestión, la maleta llegó a casa 51 días después de su facturación y sin otro valor añadido que su lamentable historia. Ni una explicación, no digamos una disculpa, ni de Ryanair, ni de Correos, ni de su oficina siniestra, ni de la aduana, ni de nadie.

Cuando se avecinan elecciones la eterna palabra talismán de toda oposición es «cambio». El primero en lanzarla aquí fue Felipe González y cuando le preguntaron en qué consistía respondió que «el cambio es lograr que España funcione». Fue en 1982 y en esas estamos. Claro que las Canarias lo que se dice España se conoce que no son.