(Crónica taurina)

Escándalo monumental en la homónima Plaza de Las Reventas cuando se celebraba la tradicional Feria de la Embestidura bajo la presidencia de S.M. el Rey.

Tres cuartos de entrada, tarde revuelta y mucha expectación ante una corrida mixta con toros de Cebada Cago, bien presentada, para los espadas Mariano Rajoy «Tancrediño» (azul y oro) y Pedro Sánchez «Gallito de Morón» (rojo y plata) además del novillero Alberto Rivera «Riverita» (naranja y azabache) y el errejoneador Pablo Iglesias II «Niño del Plató» (campero cárdeno), que tomaban la alternativa.

A las siete en punto irrumpió en el albero «Presidente», un morlaco cuatreño de 575 kilos, colorado, bien puesto aunque algo astillado del pitón derecho, cuyo trapío fue aplaudido por el respetable. El diestro de Pontevedra lo citó desde el centro, cargó la suerte y recibió al bicho con una serie de verónicas seguida de un recital de recortes, faroles y largas cambiadas rematado con un desplante que arrancó la primera ovación de sus incondicionales.

La suerte de varas fue visto y no visto. El picador, Francisco López Álvarez «Patxi», dejó que el toro se estrellara por derecho contra el peto y apenas señaló medio puyazo en el mismísimo morrillo que dejó a Presidente con las fuerzas intactas.

La tarde comenzó a torcerse cuando tras el tercio de banderillas (memorables las clavadas en todo lo alto de Montoreño) Tancrediño fue a conceder el ingreso en la casta torera a Riverita y al del Plató con el de Morón como testigo, pero éste ni se arrimó y ambos neófitos rechazaron los trastos de manos de un padrino al que acusan de corromper la fiesta induciendo afeitados. Muy enfadado, el gallego se dirigió al palco presidencial montera en mano y en lugar del esperado brindis al monarca renunció a matar al toro y se apalancó tras el burladero con su legendaria impasibilidad mientras en los tendidos se armaba la marimorena. Para amenizar la bronca, la banda tuvo la ocurrencia de arrancarse con el pasodoble «Mariano, tú eres el más grande» que empeoró el alboroto mientras la desconcertada cuadrilla del primer espada se retiraba al callejón. Entonces la presidencia encargó rematar la lidia de Presidente a Gallito, quien se apresuró a brindarlo al sol sin sospechar la que se le vendría encima, pues Riverita sí estaba por echarle un capote pero el del Plató lo amenazó con el errejón y casi llegan a las manos. Ni sus propios subalternos le salieron al quite y Sánchez acabó solo en el ruedo, compuesto y sin lidia. El tumulto arreció y estalló una tormenta de almohadillas mientras Presidente era devuelto a los corrales al son del «España cañí».

La empresa Todoestoro ha anunciado la posible repetición del festejo el 26 de junio. Veremos si alguno de los cuatro figuras tendrá la vergüenza torera de cortarse antes la coleta.