Aburre tratar el tema pero llevamos casi cinco meses con la misma matraca y todavía nos quedan tres o cuatro, así que resulta tan cansino como inevitable seguir hablando de la que nos han preparado estos cuatro jinetes de la poca lisis con su incompetencia para dotar de un gobierno a la nación. El 20 de diciembre el electorado barajó el mazo de votos, repartió las cartas y a cada tahúr le tocaron las cartas que nadie supo jugar. A ninguno le entraron buenas, no ya un full o un trío, ni siquiera color. El que recibió las menos malas se retiró a la primera mano y tras varios descartes los otros tres jugadores fueron incapaces de ligar más de una pareja y acabaron en tablas con la esperanza de recibir mejor juego el 26 de junio. Pero antes de repartir de nuevo los naipes, los millones de pardillos que soltamos la papeleta un día y después si me has votado no me acuerdo, mejor conocidos como ciudadanos depositarios de la soberanía nacional, debemos tomar buena nota del bochornoso espectáculo ofrecido por nuestros líderes políticos durante estos seis meses.
Ha parecido de verdad una partida de póquer entre cuatro tipos movidos por sus antipatías personales, sin que parezcan importarles sus propias organizaciones ni desde luego quienes las votaron. El 20-D exigió pactos y gobierno de coalición, así que los cuatro deberían irse a casa y dejar paso a otros que lo intenten el 26-J, porque los resultados no variarán mucho y estos siguen con sus mismas líneas rojas, es decir soberbias, vetos, fobias e intolerancias. Hablando de vetos, no parece que el PSOE esté en condiciones de tachar al PP de «partido de la corrupción» cuando en esto se llevan la palma: 3.200 millones entre los ERE y cursos de formación (y recuérdese el apoyo de C’s al corrupto régimen pesoísta andaluz) frente a los 420 que suman por ahora Gürtel (120), Púnica (250) y Bárcenas (50), sin olvidar los 3.000 de la banda Pujol.
Hay razones para temer que la conquista del poder por la izquierda extrema y antisistema (Unidos Podemos) resulte desastrosa para el país, así que PP, PSOE y C’s están obligados a entenderse para formar o gobierno o dejar formarlo. La coalición lógica sería un gobierno PP-PSOE o PSOE o PP y Ciudadanos, en este caso con la necesaria abstención del peor parado de los dos ex grandes.
Este mes los votantes volveremos a repartir las cartas con las que tendrán que apañarse cuatro perdedores que en la partida anterior solo querían ganar en solitario y llevarse la pasta. Al menos parece que esta vez no será de póquer sino de mus, y sólo salen dos posibles parejas. A ver si les entra en la mollera que «a ovejas separadas, lobo que engorda».
Pues nada, a barajar, hasta que se les caigan las bragas a las sotas, que dicen algunos musistas (o los calzones a los reyes, que corregirían nuestros gendarmes antisexistas).