«Salud» –es decir, alguien que gestiona la Sanidad riojana- ha decidido cobrar por aparcar a los usuarios del Hospital San Pedro que no trabajen en el centro ni para subcontratas y no padezcan discapacidad reconocida ni donen sangre con frecuencia. El principal argumento esgrimido, que este servicio público «debe ser facilitado por la Administración, pero su coste debe ser compartido por los usuarios», es la definición perfecta del copago. Y no, como insisten algunos machacones, de la privatización, que es otra cosa.
Se trata de justificar esta penúltima y alevosa metedura de mano en los bolsillos de la gente con el peregrino argumento de que los dos euritos que costará son «prácticamente equivalentes al precio del autobús urbano de Logroño (1,37 euros, ida y vuelta)», como si fuésemos tontos incapaces de calcular que es un 46% más caro; esperemos que «Salud» no eche todas sus cuentas con semejantes márgenes de error. Pero además, oigan, ¿es que al San Pedro sólo van pacientes, acompañantes o visitantes del centro de Logroño? ¿Qué pasa si vivo en la periferia o en otro pueblo de la provincia?
Pero la razón de más calado esgrimida para consumar este nuevo sablazo popular es que el dinero recaudado servirá para mantener el aparcamiento, unos 13.000 euros al año, «que hasta ahora se obtenían de los presupuestos sanitarios». Claro, como las resonancias, los análisis, las consultas, los fármacos, las intervenciones, las estancias, los implantes, la limpieza, los sueldos, las compresas, los yogures… Todo sale de los «presupuestos sanitarios», es decir, de los impuestos de los contribuyentes. La eficiencia en la gestión de los recursos sanitarios públicos ofrece formidables oportunidades de mejora frente a las cuales cobrar por aparcar es una ridiculez pero que enfada y con razón a quienes no van al San Pedro a divertirse precisamente.
Además, la contribución de los usuarios a la prestación de determinado servicio sostenido por los impuestos de todos puede convertirse en una peligrosa arma de muchos filos. A ver: ¿por qué han de financiar guarderías, centros docentes o parques infantiles personas sin hijos? ¿Carreteras y autopistas quienes no poseen vehículo? ¿Aeropuertos o AVEs los que nunca los utilizan? ¿Centros sanitarios o juzgados quienes no los pisan jamás? ¿Instalaciones deportivas los sedentarios? Si se desean instaurar copaguillos más razonables, que apoquinen los fuegos artificiales sus contempladores, las murgas verbeneras sus escuchantes, los refuerzos policiales los organizadores de carreras, procesiones o manifestaciones o las pistas de skate los patinadores. Pero sacarte las perras por estacionar cuando vas al médico es una medida tan impopular como innecesaria. Torpe, vaya.