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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Donmateos

Teniendo en cuenta que la palabra era el único medio de difusión, la cristianización de un imperio pagano tan inmenso como el romano fue un éxito increíblemente rápido. La adopción del cristianismo como religión oficial de Roma fue determinante, pero su implantación se favoreció por la habilidad de la Iglesia Católica para cristianizar un calendario repleto de celebraciones paganas. La Navidad, la Semana Santa, San Juan Bautista, la Asunción, la Virgen de septiembre, Todos los Santos y otras muchas fiestas católicas se instauraron para reconvertir a la nueva fe celebraciones de cosechas, exorcismos de tormentas, cultos al sol, recuerdos a los difuntos y a dioses protectores sustituidos por Jesucristo, la Virgen María y los santos. No hay pueblo en España que no peleche o agonice bajo la advocación de un santo patrón o una virgen local cuyas efigies son paseadas con veneración una vez al año demostrando que seguimos siendo el mismo pueblo supersticioso e idólatra de la era precristiana.

A falta de una, Logroño celebra dos fiestas en honor de sendos miembros ilustres del santoral, una por coincidir con una gesta militar y otra con la vendimia. Pero si con San Bernabé aún se guardan las debidas formas rituales (cofradía, misa, imagen, procesión, etc.), las fiestas «en honor de San Mateo» o sanmateos son absolutamente laicas y carentes de parafernalia litúrgica. La única pincelada religiosa, hoy como en tiempos de Viriato, es la ofrenda del primer mosto a una deidad regional distinta. Pero de San Mateo, el apóstol que en sus ratos libres recaudaba impuestos, ni rastro. Ni una estampita que llevar en la cartera o pegar en la cabecera del hospital, una imagen ante la que depositar unas flores o una capilla donde reclinarse para solicitar o agradecer un favor. Nada.

Cuando era pequeñita, nuestra hija nos preguntó un día cuándo llegaban las fiestas de Don Mateo. Su inocente ignorancia nos hizo gracia, pero me despertó la idea de descristianizar estas fiestas tan paganas. Los donmateos resultantes podrían encarnarse en un personaje llamado Don Mateo, un pelele ataviado de peñista, por ejemplo, cuya efigie icónica de las fiestas, como el aldeano vitoriano Celedón o la Marijaia («Señora de las fiestas») de diseño bilbaína, descendería porrón en ristre colgado de un cable sobre la plaza del Ayuntamiento o se agitaría en el balcón tras la explosión del chupinazo al grito de ¡Viva Don Mateo! Lo malo, me temo, serían los interminables plenos municipales para discutir el color que debería lucir el gaznate del personaje y el consiguiente y apasionado debate popular de una sociedad dividida por el bipañuelismo.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.


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