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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Penetración 3.0

El mítico american dream («sueño americano») es un clásico signo de identidad de la cultura estadounidense del que los yanquis se sienten legítimamente orgullosos, pues expresa la igualdad de oportunidades de un cualquiera para progresar hasta lo más alto a base de talento y esfuerzo, sin importar la humildad de sus orígenes. Hace diez años, en plena era ZP, titulé una columna «La pesadilla española» para referirme al meteórico aterrizaje en la mesa del Consejo de Ministros de indocumentados como Pepiño Blanco, Leyre Pajín y Bibiana Aído, revalidando el principio de Peter: «En una organización se asciende hasta alcanzar el máximo nivel de incompetencia».

Una década después, ya en plena era PS, asistimos a una radicalización del «sueño español» con la lluvia de activistas sin otra actividad conocida que nos está cayendo en forma de Ministros, Secretarios de Estado, Directores Generales y Asesores que, por falta de espacio, ejemplificaré en la señora Irene María Montero Gil, 31 años, Ministra de Igualdad sin otro currículo que su «compromiso político». Que una cualquiera deje de serlo de la noche a la mañana para sentarse a la mesa del Consejo como miembro destacado de su otrora denostada casta política demuestra que el sueño español no es una quimera. Y su designación de siete mujeres para copar los altos cargos (¿o altas cargas?) del Ministerio aclara su concepto de igualdad: todas igual de tías. Una de ellas, la directora del Instituto de la Mujer Beatriz Gimeno, histórica militante del lesbianismo político radical, no parece haber llegado para fomentar el igualitarismo entre sexos sino para agitar el desquite andrófobo de lo que consideran una intolerable supremacía heteropatriarcal sobre otras orientaciones sexuales. No contentos con responsabilizarnos del genocidio azteca, el cambio climático, la despoblación rural o la extinción de la almeja del Ebro, ahora resulta que la inmensa mayoría de la gente somos también culpables de prepotencia heterosexual.

Tras el nombramiento de esta señora se han aireado polémicas declaraciones suyas entre las que llama especialmente al atención su idea de la «redistribución igualitaria de todas las prácticas, de todos los placeres, de todos los roles sexuales, incluida la penetración anal de mujeres a hombres». Una propuesta interesante, desde luego, aunque yo no veo a la española media endiñándole por popa al maromo un mango de silicona XXL sujeto a un arnés con braguita ajustable opcional. Hombre, si como es de esperar, su jefa va a seguir el consejo de tan autorizada institutriz mujeril lo tendrá más fácil porque, por su experiencia bisexual, acostarse con alguien que luce barba por delante y cola de caballo por detrás facilitará las cosas. Digo yo.

 

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.