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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Las dos sociedades

Para referirse al pueblo, nuestros políticos utilizan un término falaz, «sociedad española», porque no hay una sino dos sociedades. En febrero éramos 47 millones de españoles, o algo, 37 mayores de 18 años integrantes de dos grupos, que denominaremos la sociedad «P», de Pública, bastante anónima, y la «p», de privada, cada vez más limitada

La sociedad P está integrada por tres colectivos cuyos ingresos provienen de las Administraciones: pensionistas (9 millones), funcionarios (3 millones, 80% de las taifas y el 20% del Estado opresor) y subvencionados por desempleo u otros motivos (2 millones), a los que hay que añadir unos 4 millones de acogidos a los ERTE por la pandemia. Total = unos 18 millones.

La sociedad p la forman los colectivos cuyos ingresos no dependen del Estado: trabajadores por cuenta ajena o asalariados (13,5 millones) y por cuenta propia o autónomos (3,5 millones). Total = unos 17 millones. Queda un remanente de unos 2 millones sin oficio ni beneficio, la mayoría jóvenes. Grosso modo, estas, y no otras, son las dos Españas del siglo XXI.

La charlatana ministra de Hacienda ha defendido los Presupuestos del Estado de 2021 porque «apuestan por la justicia social», o sea, por la justa distribución de la riqueza, ¿no? Pues, con la que les está cayendo a los miembros de la sociedad p, sobre todo a sectores como la hostelería, el turismo, la venta minorista o la automoción, con muchos contribuyentes obligados a cerrar sus negocios sin compensación económica, lo que los condena a la ruina, va el gobierno y los abandona a su suerte mientras les sube un 0,9% a los de la sociedad P, a la que pertenecen ellos. Como estrategia electoralista a corto plazo no está mal, porque los votantes P son más y cualquiera les toca el bolsillo, pero a largo será desastroso, porque son los p quienes generan el empleo productor de la riqueza de un país, el famoso PIB. Un país de sociedad de consumo y libre mercado, se entiende. Porque, si lo que se persigue es acabar con la iniciativa privada, la empresa privada, la educación privada, la sanidad privada y hasta con la vida privada a manos de unos gobernantes que odian lo privado porque en su vida han hecho otra cosa que chupar de las ubres estatales, entonces adelante. Sigan destruyendo a la sociedad p mientras miman a la P y dentro de poco a ver con qué harina privada hacen tortas públicas.

El 0,9% del gasto en pensiones y funcionarios supone 2.639 millones. En estas circunstancias, ¿no sería de más justicia social congelar esa subida, dejar de repartir subvenciones y mamandurrias a la peña ideológicamente afín y gastar ese dineral P en ayudas directas al colectivo p obligado a no percibir ingresos? La solidaridad no se demuestra dándole su nombre a una calle.

 

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.