Negacionistas
En estos tiempos tan mejorables que nos ha tocado vivir, una de las palabras más en boga es «negacionismo», que no es lo mismo que «negación». Negar es rechazar la realidad de lo que resulta improbable empírica o científicamente, como un Supremo Hacedor, la trascendencia del alma, la piedra filosofal o la decencia de Pedro Sánchez, porque ni lo ha visto nunca nadie ni se ha podido probar su existencia. El negacionismo, en cambio, consiste en negar lo evidente o demostrable, como que a la derecha de África según se mira el mapamundi de Bilbao hay una isla llamada Madagascar, que la sangre entra por las aurículas y sale por los ventrículos o que Pablo Iglesias es un republicano antisistema que vive a cuerpo de rey del sistema.
El negacionismo obedece a dos causas, la ignorancia o el fanatismo, que es peor porque al ignorante se le puede enseñar, pero un fanático nunca se dejará convencer. Aunque cueste creerlo, todavía hay quienes aseguran que Yahvé creó el mundo en siete días, que el monstruo Nessie asoma la gaita por su lago de tarde en tarde y que Arnaldo Otegui es un demócrata hombre de paz, o que niegan el evolucionismo, el Holocausto nazi, el cambio climático o el coronavirus causante de la pandemia que nos ha puesto la vida patas arriba.
Lo último que tenemos en negacionismo es refutar con rotundidad que en la República Bolivariana de Venezuela exista la dictadura que instauró el tirano Hugo Chávez y continúa su epígono bigotudo a título de criminal contra la Humanidad, Nicolás Maduro. Qué importan los millones de venezolanos exiliados, la miseria y el hambre y la enfermedad de quienes no pudieron hacerlo, la ausencia de libertades, las detenciones ilegales, las desapariciones, torturas y asesinatos. Ellos, a negar sin pudor una evidencia condenada con dureza por la ONU, el Parlamento Europeo (con el voto en contra de Bildu y Unidas Podemos) y la Organización de Estados Americanos. Para nuestra vergüenza como españoles y riojanos, ellos son el ex presidente del gobierno español Zapatero y la diputada riojana Moreno. Me pregunto qué detergente cerebral utilizará Maduro para que quien lo visite salga del Palacio de Miraflores proclamando que no es un dictador y que sus farsas electorales son democracia pura.
Si a la palabra negacionista le quitamos las letras de «necio» nos quedan las de «ganista». ¿Qué ganarán estos representantes de nuestra izquierda nacional y regional negando públicamente una de las peores dictaduras contemporáneas, reconocida como tal por todo el mundo menos por Maduro y por ellos? Supongo que bolívares no, ni desde luego prestigio internacional o comarcal, así que lo harán por amor al arte, o sea, por afinidad ideológica. Pero resulta que, como algunos amores, hay ideologías que matan.