Analizando los ministerios de este gabinete de coadicción (al poder), podemos distinguir tres categorías, de más a menos relevancia: primero, los de toda la vida o inevitables: Sanidad, Educación, Hacienda, Defensa, Transportes, Interior, Agricultura, etc. Luego, los desprendidos de otros para colocar a los socios, como Consumo e Igualdad (desgajados de Sanidad), Ciencia y Universidades (antes el mismo) o Educación y Cultura/Deportes (lo mismo). Finalmente, los ministerios y subministerios inventados con nombres de política-ficción como Transformación Digital, Transición Ecológica y Reto Demográfico, Agenda Urbana, Igualdad, Memoria Democrática, Agenda 2030, Inclusión o Migraciones. No nos extrañaría que, en la próxima remodelación ministerial, el presidente continuara su política de progreso creando departamentos de Memoria Histórica, Activismo Feminista, Desnivelación Territorial, Lucha Antifascista o Adoctrinamiento Socioemocional y Perspectiva de Género. Cualquier cosa menos Lucha contra el Desempleo, Salario Digno, Fomento de la Natalidad, Creación de Riqueza, Emancipación de la Juventud o Dejarse de Chorradas y Ocuparse de lo Importante.
Con tanto ministro y ministril soltando ocurrencias, planeando disparates y tuiteando sandeces, pegándole patadas a la Real Academia, pasándose por la bragadura al Poder Judicial, insultando a la oposición, premiando a los enemigos del Estado que gobiernan y castigando a quienes más lo sostienen, demostrando ineptitud y/o indigencia cultural e intelectual, incapaces de contener el precio de los recursos más necesarios y no digamos del gasto público, pero amenazando siempre con estrujar todavía más al contribuyente, los ciudadanos agradecemos infinito al calendario la llegada del mes de agosto, porque entonces todas y todos salen pitando en busca de su lugar bajo el sol y nos dejan tranquilos hasta su inevitable regreso a la mesa oval con las pilas del joder, perdón, del poder, bien recargadas.
Bendita seas, tregua agosteña, por permitirnos fantasear, siquiera durante tres semanas al año, que estamos a salvo de un mal tan endémico, crónico, incurable y sin vacuna posible como el gobierno de la nación.