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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Recortables

Recortables

En estos apocalípticos tiempos de tribulación económica es difícil leer un periódico, ver un informativo o escuchar la radio sin toparse con una de estas tres palabras: recorte, rescate o quiebra. Aclarando conceptos, recortar significa “cortar o cercenar lo que sobra de algo, o hacerlo más pequeño”. Rescatar, por su parte, es “recobrar lo enajenado por precio o por fuerza” y “liberar de un peligro, daño, trabajo, molestia u opresión”. Pero la más fuerte es la tercera, pues “quebrar” significa romper o separar con violencia, aunque también “dejar de pagar por insolvencia”. España, dicen, está al borde de la quiebra, si no ya quebrada (un término muy adecuado a la actual situación española es “bancarrota”, sinónimo de quiebra, desastre, hundimiento y ruina, de muy elocuente etimología).
Sin embargo, no es cierto que este país haya quebrado. Que me corrijan los que entienden, pero no es lo mismo quebrar que suspender pagos. En este caso, la empresa posee un activo, patrimonio o conjunto de bienes cuya venta podría saldar las deudas contraídas al cesar la actividad productiva. Y si algo tenemos en España es un inmenso y rico patrimonio, de un valor incalculable pero suficiente para superar ésta y otra bancarrota, o sea otros ocho años de desgobierno presidido por una nulidad. Así que, como la pobrecita baronesa Thyssen, que ha tenido que subastar un Constable para sobrevivir, si queremos liquidez tendremos que desprendernos de algunos bienes, tan monumentales por fuerza como la púa que nos está arruinando.
Una idea sería venderles la Mezquita, la Alhambra y la Giralda a los petromoros por cincuenta mil millones cada una. Y, de regalo, endilgarles la ruinosa finca “La Pesoe” donde se encuentran esas maravillas, es decir, Al-Andalus enterita, con su 33% de paro, su fraude institucionalizado del PER, su putrefacta Administración y su almorrana gibraltareña. Además, podríamos traspasar la Sagrada Familia, Güell y La Pedrera a los japos por solo sesenta mil, pero endosándoles las seis veguerías catalanas. O subastar el Guggenheim y la Concha por un simbólico euro, adjudicando en el mismo lote los cuatro territorios históricos de Hegoalde. La guinda sería regalarles a los chinorris el Senado, las sucursales de Bankia, los parlamentos autonómicos y las sedes sindicales para que abran más todoacienes en lo mejorcito de las ciudades, a cambio de recolocar en ellos a sus actuales ocupantes, para evitar otro millón de parados (o, mejor, de mandarlos al otro lado dela Gran Muralla y así de paso en tres meses nos cargábamos China).
Entre lo que nos iban a dar y lo que nos iban a quitar, los súbditos de la España remanente nos quedaríamos en la gloria bendita. Eso sería recortar, y lo demás sosadas.

(Y 40.000 felicidades a todos los amigos de DIARIO LA RIOJA.)

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.


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