Hace dos años este suelto denunció el abuso cometido por un banco sobre uno de sus clientes. ‘Estafa domiciliada’ se tituló. Pero como sea que nuestro simpático sistema financiero no para de sorprendernos, ahí va otro gesto de tiranía cometido por cierta entidad con gran cuota de mercado en La Rioja a uno de sus depositantes. Aconteció la semana pasada.
Buenos días. Buenos días. Mire, si es tan amable, quiero hacer un ingreso en esta cuenta que tienen ustedes en su entidad. Dígame señor, ¿sabe qué día es hoy? Sí, 29 de abril. Pues lo siento caballero, pero para poder registrar este tipo de ingresos nuestra entidad tiene establecido que deben efectuarse dentro de un plazo que va de los días 5 al 25 de cada mes, y en horario de 8.30 a 10.30 de la mañana.
No me lo puedo creer… Pues la única solución que le puedo ofrecer es que, si usted tiene una cuenta con nosotros –sí, sí, la tengo–, realice una transferencia. ¿Una transferencia ¡de su entidad a su entidad!? Sí, eso es, por la que deberá abonar entre euro y medio y dos euros, aproximadamente. Pero… ¿qué me está diciendo? Lo que está oyendo. Es un mandato de los de ‘arriba’. Pues no, mire, esperaré al día 5 porque no estoy dispuesto a pagar la ‘mordida’. Ni aunque fuese de céntimos, se lo aseguro.
Eso sí, antes de irme quisiera pedirle algo. Dígame, dígame. Hágame el favor de tomar papel y bolígrafo y escribir lo siguiente para remitírselo a los responsables de la entidad. Soy todo oídos. Anote: «Por la presente les comunico que el plazo para molestarme telefónicamente con sus ofertas comerciales queda fijado entre los días 5 y 25 de cada mes, en horario de 8.30 a 10.30 horas. Todo lo que exceda de esos plazos, supondrá la retirada de mi cuenta en caja de dos euros por cada llamada que reciba tanto en el fijo como en el móvil. Avisados están».