“A veces, los héroes no necesitan capa y máscara para ser reales. En ocasiones, deambulan entre la gente sin hacer ruido”
La libertad es una facultad que todo ser quiere conservar. Intangible donde los haya, también es objeto de innumerables conflictos y miedos tanto internos como externos. Y es que afecta a todas las facetas de la vida, como las relaciones personales, el trabajo o la salud. Luchar por conservarla es el eje de la vida de Leslie Stratford, la protagonista adolescente de ‘La voz de las sombras’, la primera novela de la igualmente joven María Iglesias Pantaleón.
El libro, publicado por la editorial Nostrum el año pasado, narra el camino que Leslie tiene que recorrer para deshacerse del lastre que lleva arrastrando toda su vida. Como la autora escribe en el prólogo, “la libertad es la ausencia del miedo”. Durante el mismo, tropieza con el amor, la amistad, la codicia y sus propios fantasmas. Sobrevivir a ellos es su rutina diaria, una ardua tarea que llena su vida de tristeza y violencia. Un día, se ve obligada a intensificarla ante la amenazada de lo que considera su bien más preciado: su familia.
Iglesias retrata el arquetipo de joven adolescente (etapa ya de por sí conflictiva y confusa) de alma gótica, enfadada con un mundo que percibe como hostil y contraria a seguir cualquier normativa. Una rebelde con causa y mucha vida interior, que se desgrana en sentimientos provocados por el exterior incontrolable. Las metáforas y pensamientos de la joven para analizar el mundo que le rodea ocupan gran parte del texto, adoptando un tono de diario íntimo que podría ser similar al de la autora. Los acontecimientos adoptan un papel secundario en favor de la repercusión mental que tienen en Leslie. Su perspectiva es la protagonista.
A través de capítulos cortos, la novela conduce al lector desde la agitada mente de Leslie a la acción de la historia narrada, que acaba por encauzarse en la novela negra conspirativa. Así, la joven pasa de pensar pasivamente en el presente a formar parte activa del mismo a través de episodios propios de dicho género literario.
Esta progresión del ejemplo de adolescente perdida al de heroína de acción viene precedido por un cambio de entorno, un elemento que influye poderosamente en la joven. Desde la frondosidad de la ciudad canadiense de Whitehorse a la frialdad industrial de Detroit, las detalladas descripciones del paisaje se entrelazan directamente con las emociones de Leslie.
Los escenarios no son lo único extraído del continente americano, sino que la novela se concluye con la consecución de su célebre ‘sueño’, en el que la joven de origen humilde logra, mediante el trabajo y creyendo en la benevolencia del destino, un desenlace justo para ella y sus seres queridos. Al final, el éxito llega a sus vidas en forma de paz, libertad, y dinero.