El logroñés Guillermo Moracia afirma que estudió Bellas Artes con el fin de llegar a ser un punk diletante, un objetivo al que se acerca con sus colaboraciones en fanzines como ‘La Chimenea’ o ‘Fuerza Vital’. También escribe en ‘Incitatus‘, una “guia espiritual para la generación perdida” en forma de blog. Ha auto editado la novela corta ‘Los turistas siempre miran hacia arriba’, para la que, asegura, tomó como inspiración la célebre película de John Caprtenter ‘La niebla’. Además de en las letras, explora su vena artística con el grupo punk ‘Flying Ladies’, con el que ya ha publicado tres discos.
– En ‘Los turistas siempre miran hacia arriba’ nos encontramos con varios arquetipos del pulp, ¿te has inspirado en algunas obras concretas?
Quizás el detonante fue, en cierta medida, una revisión que hice de la película ‘La niebla’ de John Carpenter. Tenía en mente una historia terrorífica, un poco batiburrillo de todo el cine y literatura de terror que adoro, pero no tenía muy claro por dónde empezar; eran simplemente fogonazos, escenas sueltas. Entonces terminé la película y me pareció interesantísimo su concepto, la película más inteligente del mundo. La idea de que todos los pueblos están fundados sobre mentiras y sangre y, por eso, unos fantasmas aguafiestas vuelven para aterrorizar a la población de Antonio Bay, el día del centenario de su fundación. Es cine Hollywood, que aborda el tema mediante los mecanismos del cine de terror y de entretenimiento, te inocula la idea y casi ni te das cuenta. Carpenter me pareció un dios, alguien que estaba por encima del bien y del mal, y se me ocurrió imaginar cómo sería la cosa aquí, en España, si el pasado volviera a pasearse por nuestros pueblos y ciudades. Para contarlo, me parecían innegociables los engranajes del terror, sus personajes clásicos y localizaciones… Quería utilizar ese “maná” terrorífico que el lector ya conoce para intentar hablar de otra cosa; los olvidos voluntarios y la institucionalizada memoria selectiva. Sé que puede parecer pretencioso pero es lo que pensaba mientras escribía. Del pulp, (también ocurre en el terror) me encantan esas listas eternas de seudónimos. El personaje de Juan, el escritor maldito, es una reverencia a todo eso.
– ¿Y en algún hecho real?
No. Al menos de manera consciente.
“Hay lugares de veraneo en este país que son una verdadera mina, kafkianos”
– ¿Por qué decidiste ubicar tu relato en un momento cercano al Mundial de fútbol que ganó España?
Porque creo que fue una catarsis colectiva, en buena medida, un anhelo perseguido desde tiempos inmemoriales y el momento histórico de más exaltación patriótica. Me encajaba perfectamente en la historia, es de esos sucesos que luego se recuerdan. ¿Dónde estabas cuando ganó España el Mundial?, ese tipo de cosas. De hecho, esta novela está escrita hacia atrás: sólo tenía claro el principio y el final. No me importaba demasiado lo que ocurriera por medio, pero sí que debía desembocar en el Mundial. Es una novela planificada, a ratos.
– Se adivina cierta parodia de la llamada España profunda, ¿ha sido tu objetivo?
No especialmente, aunque el humor es algo fundamental para mí. Supongo que con “España profunda” te refieres a los estereotipos vinculados al folclore. La historia se desarrolla en Verfont, un pueblo ficticio muy turístico de un país muy turístico. Todos conocemos lugares parecidos, sitios medio disfrazados para el visitante. Ese disfraz se cose con estereotipos y a menudo provoca situaciones muy surrealistas. Hay lugares de veraneo en este país que son una verdadera mina, kafkianos, que aúnan la ultra modernidad con lo más tradicional y provocan contrastes muy divertidos. A veces son sitios muy feos con bloques de apartamentos a modo de venganza y urbanizados deprisa y mal. Son horribles, una comedia de terror en sí mismos, pero a mí me parece que desprenden cierto atractivo. Son algo muy autóctono y popular.
– Hasta ahora solo has publicado obras cortas, ¿tienes en mente escribir algo más extenso?
Tengo pensado escribir más, por supuesto. Nunca he dejado de hacerlo. No estoy tan seguro de que sea más extenso, eso sí… Tiene gracia, ‘Los turistas…’ me parecía algo muy largo en comparación con los relatos cortos que publico en el blog o en fanzines… Y apenas tiene cien páginas en formato bolsillo.
“No diferencio entre cine, literatura y rock… todo me parece lo mismo”
– ¿Piensas en publicar en el futuro con alguna editorial o prefieres la autoedición?
Espero publicar algún día con alguna editorial, sí. Creo que la autoedición es estupenda, pero tiene límites, debido a que uno no tiene poder de distribución o un poder muy limitado. ‘Los turistas…’ la terminé en 2013 y decidí mandarla a alguna editorial. Como no obtuve respuesta abandoné la idea de publicarla. Después pensé en sacarla por entregas en mi blog, impresa en modo fanzine… Se quedó en la nevera hasta que decidí hacerlo en formatos para dispositivos electrónicos, ebook, Kindle. Pero claro, uno aspira a que le publiquen, por supuesto, y a ver su libro en formato físico para no parecer un farsante total.
– ¿Quiénes dirías que son tus máximos referentes?
Pues no sé. Tengo unas preferencias un poco eclécticas. Aquí van algunas, no sólo literarias. (Aunque no diferencio entre cine, literatura y rock… todo me parece lo mismo). Soy fanático de Dylan Dog de Tiziano Sclavi, Kurt Vonnegut, Hergé, Alfred Hitchcock, Dario Argento, Ibáñez, Billy Wilder, François Rabelais, Fugazi, Agatha Christie, Alice in Chains, Liliana Cavani, Bram Stoker, Pasolini, Mary Shelley y un sinfín de bandas de punk que no conoce nadie.
– ¿En qué proyecto/s estas trabajando actualmente?
Además de escribir todo lo que se me pasa por la cabeza en mi blog ‘Incitatus‘, también estoy elaborando un par de historias a la vez. Una juvenil, podríamos decir que detectivesca, y otra que cuenta las peripecias de un grupo de punk rock en un futuro más o menos lejano.