“Una sociedad cuerda no puede tolerar esos carteles, ¡mucho menos las películas!”
Crítico de ‘Sight and Sound’
Piel pálida, ojos hipnóticos, una capa, dos colmillos… no hace falta dar más detalles para adivinar el personaje del que forman parte: Drácula, cuya imagen forma parte del imaginario colectivo desde hace décadas. Es una de las figuras culturales más fáciles de imitar y reconocer. Su estética, sus gestos, y su nombre no escapan ni tan siquiera a aquellos que no hayan visto ninguna de sus películas, obras de teatro no hayan leído el famoso libro de Bram Stoker. Sin duda, es el modelo perfecto al que aspirar si lo que se busca es la fama. Desde el papel hasta la gran pantalla pasando por el escenario, ‘Hollywood Gótico: la enmarañada historia de Drácula’ plasma el recorrido histórico del personaje como sólo uno de los principales estudiosos de la cultura del horror, David J. Skal, es capaz de hacer.
Publicado por primera vez en España por la editorial Es Pop en Mayo de este año, el libro comienza con el nacimiento de la novela que, si bien no inventó el concepto de vampiro, sí que le dio la historia y el nombre que lo hizo célebre: ‘Drácula’, de Bram Stoker, cuyo nombre ha quedado ligado para siempre al de su monstruo. Resulta extraño pensar que, si bien ambos nombres suelen ir de la mano, el personaje goza de gran independencia. Es imposible hablar de Bram Stoker sin hablar de Drácula, pero ¿y al revés?. El vampiro ha renacido en tantas formas, desvinculándose de su origen, que quedarse en el libro de Stoker es quedarse en la punta del iceberg. Para profundizar en él, Skal añade como anexo del libro una lista de todas las obras de teatro y películas protagonizadas por Drácula. Una aportación que los fans del conde apreciarán, puesto que, como el propio autor aclara, no es lo mismo hablar de una película de vampiros, que de una de Drácula.
Tras su nacimiento literario y paso por los escenarios, el conde tuvo que enfrentarse a un par de enemigos para consolidar su imagen en la gran pantalla. El primero, su ‘primo’ alemán ‘Nosferatu’, una película basada claramente en la obra de Stoker, aunque sin su consentimiento. El segundo, la esposa de su padre, Florence Stoker, cuyas penurias económicas tras la muerte de su marido le llevaron a perseguir incansablemente cualquier obra inspirada en su legado de la que ella no participase. Su afán incansable por destruir la cinta de Nosferatu ocupa buena parte del libro, y, sin embargo, hoy en día cualquiera puede ver dicha película en Youtube, demostrando que el plagio del famoso vampiro goza de la vida eterna.
Como una auténtica vampira, la mujer de Stoker trató de exprimir la afamada novela de su marido, manteniéndose alerta ante cualquier uso de la misma en una obra no autorizada. Su tozudez y desacuerdo económico dificultó las negociaciones con lo estudios Universal para llevar al conde a la gran pantalla por primera vez bajo su nombre original. El autor deja constancia del complejo parto que supuso la producción de la película, narrando una serie de decisiones y opciones que invitan a imaginar el clásico con caras y artífices muy distintos de los finalmente escogidos, llevando, inevitablemente, a la reflexión de si la adaptación podría haber resultado mejor o peor.
Es algo que nunca sabremos, sin embargo, es difícil imaginar un rostro más perfecto para Drácula que el de Béla Lugosi, el primer actor en ponerse la capa del conde para las cámaras en la producción de 1931. Él debía pensar lo mismo, puesto que, como explica Skal, llegó a confundirse con el personaje, creyéndose Drácula hasta el final de su poca afortunada vida, marcada por las drogas y el maltrato de Hollywood.
Muchas caras dieron vida al conde, sin embargo, el merchandising solo hace alusión a una: la de Lugosi, la más famosa. El triunfo comercial de los monstruos de ficción fue sucedido por un sinfín de objetos con sus formas y caras. Una estrategia que, actualmente, sigue funcionando.
Previamente al despliegue bibliográfico y documentario que el autor ofrece al final del libro, se mencionan algunas de las obras recientes que continúan con el linaje de Drácula, el cine y el escenario mantienen un hueco para él. Una situación privilegiada a la que ha llegado a través de una enmarañada historia de supervivencia en la que descubrimos, por ejemplo, la relación entre la versión en español, que no española, del primer Drácula cinematográfico con la alocada American Pie.