Volvemos de las vacaciones quejándonos, refunfuñando, pero hay que volver y hay que superarlo. De pronto ya no somos dueños de nuestro tiempo, que eso son las vacaciones, ser dueños de nuestro tiempo, y nos enfrentamos a las responsabilidades del trabajo, a la rutina laboral, a la vuelta al cole de los niños -con toda su liturgia, cada vez más cara, de libros, mochilas, ropas, etc.- Todo esto se debe afrontar, para empezar, con optimismo y buen ánimo. De momento podemos consolarnos con que a la vuelta de la esquina está San Mateo, luego no queda nada para el Pilar, en tres semanas Todos los Santos y de un tirón el puente de la Inmaculada y Navidades.
Además, el trabajo también es divertido, puede ser creativo y darnos muchas satisfacciones. Se puede disfrutar mucho trabajando. Pero hay que aprender a no pelearse con el reloj continuamente. Para llevar bien el día a día es necesario pararnos, reflexionar, priorizar, identificar aquello que nos tiraniza, que nos aporta poco o nada y que a veces hacemos por puro acto reflejo. No hace falta irse a vivir al bosque ni romper radicalmente con todo. Sencillamente, hay que aprender a decir que no. Como afirma Steven Poelmans en Tiempo de calidad y calidad de vida, negarse a algo es tan imprescindible como afirmarse: hay que ser positivo y decir “no” más a menudo. No debemos pretender hacerlo todo o tenerlo todo, lo que puede parecer renunciar a algo, muchas veces se convierte en una liberación. Por otra parte, lo urgente no puede desplazar a lo que es importante para cada uno en nuestra vida. Hay un tiempo para cada cosa y a veces sólo se trata de pensar un poco más en nosotros mismos para conseguir un tiempo de calidad.
Pero no sólo consiste en decir que no a más cosas, sino también en incorporar a la agenda, como una obligación más, alguna de esas pequeñas válvulas de escape que todos tenemos. Yo, para empezar, ya le he dicho a mi santo que desde hoy vamos a dar uno de esos estupendos paseos, cambiando la playa por el parque de el Ebro, por lo menos un día a la semana. Espero que a esto no me diga que no.